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Si en alguien se puede personificar el grado de madurez que ha experimentado el Redal Valladolid después de un año en Primera División, nadie como Óscar Plano. Luce el mismo motor diésel que le lleva a rendir por igual sin importar la posición o la ... categoría, pero ahora le ha añadido un poso de jugador veterano que multiplica sus prestaciones y, sobre todo, su valor dentro de un vestuario. ¿Recuerdan a aquel jugador que embestía todo lo que se le ponía por delante aun a riesgo de jugarse la tarjeta o el máximo castigo? Ni rastro.
Robótico, Óscar Plano (Móstoles, 1991) sube las mismas cimas así truene, llueva o salga el sol. Siempre rinde y nunca decepciona a ningún entrenador. Ha jugado con todos, desde Julián Calero o Toril hasta Sampedro y el mismísimo Bordalás. Por supuesto, también con Sergio.
Usted se habrá hecho la misma pregunta que yo. ¿Por qué juega siempre, ya truene, llueva o salga el sol? El algodón no suele engañar. Ocho jornadas, tres goles, una asistencia, participación directa en cinco de los siete goles de su equipo...
–Los números dicen que el Valladolid tiene hoy dos puntos menos que hace un año, pero las sensaciones apuntan a un grupo mucho más maduro que entonces. ¿Está de acuerdo?
–Es así. Creo que esa madurez nos faltó el año pasado con errores puntuales, y ahora se ha visto cómo los hemos ganado en los minutos finales en campos como el del Betis o el otro día ante el Espanyol sabiendo que aunque lleguemos al minuto 88, vamos a tener opciones. Ahora sabemos madurar el partido y tenemos esa paciencia que nos ha dado un plus.
–Eso se traduce en una mejor lectura en todo tipo de partidos.
–A lo mejor el año pasado pecábamos de inmadurez y de querer ir a por el partido en el minuto 80 dejando al descubierto la parte defensiva. Hubo partidos en los que nos jugamos un punto por no saber atarlo, y eso al final se acaba notando.
–Ya sabemos en qué ha mejorado el grupo, ¿en qué lo ha hecho Óscar Plano?
–Bueno, siempre el primer año te cuesta entender un poco como funciona la categoría. El salto se nota, te encuentras con que la gente tiene más calidad, te obliga a pensar antes y más rápido,... Creo que he aprendido a dar soluciones a los balones que me llegan. Llegar más al área, que es donde se ganan los partidos, y luego ayudar al equipo no solo arriba sino también defensivamente. Al final somos once en el campo, esto es un equipo y si no defendemos y atacamos juntos no llegamos a ningún sitio.
–Su tarjeta en este inicio también es un cambio. Ha marcado ya tantos goles como en todo el año pasado. ¿Alguna explicación?
–Nada en especial porque físicamente, y los números lo dicen que casi siempre hago los mismos kilómetros, unos 10,5-11 por partido, estoy igual que el año pasado. Pero es lo que digo, ese punto de madurez te hace saber dónde tienes que estar en cada momento y donde puedes aportar soluciones. Este año están entrando las que tengo y espero poder seguir ayudando con goles y asistencias.
–Una de las posiciones en las que el técnico más ha probado y cambiado es esa banda derecha. Se han dado muchas vueltas para al final llegar al mismo punto de partida. El tándem Moyano-Plano es el que mejor resultado da.
–Yo estoy cómodo con todos ellos. Tanto Javi como Pedro Porro y Antoñito son laterales que me lo ponen muy fácil. Es verdad que cada uno tiene unas características, unos más ofensivos y otros más defensivos, pero la verdad es que me siento muy bien. Nos hablamos y nos ayudamos mucho, porque al final son ellos los que realmente me tienen que colocar para poderles ayudar a defender.
–A usted solo se le ha visto sufrir el día de Osasuna con Estupiñán.
–(Resopla antes de contestar) ¡Sí, bastante! Al final cuando juegan los laterales muy altos y los extremos muy por dentro, los rivales nos hacen trabajar mucho. Estamos acostumbrados, porque somos un equipo que trabaja mucho, pero sí es verdad que el día de Osasuna me hicieron sufrir más de la cuenta.
–Si vemos el buen partido que se hizo ante el Levante, da la sensación de que cuanto mejor, peor.
–Todos, también el aficionado, firmaríamos jugar mal y ganar. Lo que mandan son los puntos. Pero creo que hemos hecho muy buenos partidos con balón, el día de Granada por ejemplo, jugamos bien al fútbol generando muchas ocasiones. El día del Betis, aunque sufrimos en algunas fases, supimos manejar ese jugador de más. También en el Bernabéu, aunque es verdad que con balón no tanto pero el equipo estuvo muy serio atrás. Somos conscientes de que la disciplina es la base y la clave.
–¿Tiene la sensación de que este Valladolid es Plano y diez más?
–No, no, no. Ni mucho menos. El míster es el que manda. Tengo la suerte de que confía mucho en mí y ve que soy un tío que trabaja y ayuda al equipo, y estoy contento de estar en el once. Por supuesto, si él decide que en algún momento no debo de estar, o me pide más, lo acataré. Al final somos 25 jugadores los que queremos estar en el once y es complicado.
–Si echamos la vista atrás, la realidad es que usted ha jugado con todos los entrenadores que ha tenido, pero no me negará que no le ha llegado el apodo de 'sobrinillo' que se le ha colgado.
–Sí, sí. Pero al final los números mandan. He tenido la suerte de que todos los entrenadores han confiado en mí, he jugado en casi todos los equipos de titular y bueno, es lo que digo, hay días que te salen mejor las cosas que otras y lo importante es ayudar al equipo. Soy un jugador desequilibrante, Sergio piensa así y yo estoy encantado de que confíe en mí.
–Su versatilidad también puntúa doble.
–Sí. Tener un jugador que puede hacer tres posiciones y rendir en todas, igual que puede hacerlo Toni Villa, ayuda.
–En la cantera del Real Madrid llegó a jugar hasta de delantero.
–¡Y de lateral izquierdo! Incluso de mediocentro. Tienes posiciones preferidas pero me siento cómodo en cualquiera, tampoco la manera de jugar cambia como le puede pasar a Toni Villa, que es un jugador más de uno contra uno. Yo soy más de asociarme y meterme entre líneas.
–¿Y Óscar Plano qué quiere ser de mayor?
–Pues algo que tenga relación con el fútbol.
–¿Entrenador?
–Sí, me gusta el puesto de entrenador. O de ayudante. Me gusta quedarme a ver entrenamientos.
–¿Y cómo jugaría ese equipo con Óscar Plano en el banquillo?
–Pues me gusta el trato con balón, que la gente no tenga miedo e invente. Que el jugador tenga carácter y personalidad. Y que ese equipo juegue al fútbol sin perder eso que tenemos nosotros ahora, ese compromiso de los once que saltan al campo con el de al lado.
–Usted ha tenido cerca a Bordalás, Mourinho, Toril, López Muñiz, Sergio,...¿cogería algo de cada uno?
–Sí, claro. De todo el mundo se aprende, también de compañeros, no solo de entrenadores. Intentas quedarte con lo bueno de cada uno, cuando ves a algún jugador hacer cosas buenas, ¿por qué no intentarlo tú y mejorar como futbolista?
–¿Se ve de internacional?
–Lo veo muy lejos. Claro que me gustaría poder representar a tu país pero es complicado. Aunque mira Mata. Nadie esperaba que iba a estar ahí, y es todo un ejemplo para los demás. Yo estoy contentísimo por él. Un ejemplo de trabajo y constancia. A lo mejor no le salían las cosas pero en un año explotó y ahora está en un nivel Top.
–Si llega a ese vestuario Top, ¿a quién le pediría la camiseta Óscar Plano?
–(risas) No soy mucho de pedir camisetas. Las suelo pedir a jugadores con los que he jugado o conozco. Me gusta tener recuerdos, por ejemplo, de jugadores como Jaime Mata, Djené, Campaña,... Gente con la que he compartido vestuario.
–Pues si de vestuario se trata, usted lo ha compartido con Morata, Jesé, Carvajal, Lucas Vázquez, Pablo Sarabia,... ¿recuerda algún jugador con más talento que todos estos que se haya quedado?
–Muchos. Pero muchos, muchos. En el Madrid parecía que si no ibas a la selección se acababa el mundo. Por ponerte un ejemplo, yo no iba y tengo un amigo que sí iba y ahora está trabajando en un hotel.
–¿Cuánto hay de suerte y cuánto de cabeza amueblada para llegar a la elite?
–La cabeza. Fundamental. Y tener gente a tu alrededor que te sepa asesorar y poner los pies en el suelo.
–¿Y constancia?
–Seguro. Nunca ha habido un equipo de Primera que apostara por mí cuando estaba en Segunda. Me tuve que buscar las habichuelas, me la jugué con el Valladolid y me salió muy bien y he podido conseguir uno de mis sueños.
–¿Ha recibido algún consejo de su presidente?
–Creo que también se lo ha dicho a algún compañero más: Que tenga tranquilidad delante del portero. Me suele decir 'como yo, como yo'.
–¿Fácil, no?
–Eso le digo yo. Si lo hiciera como tú, estaría jugando mundiales, Champions,... 'Respira, respira', te dice, ¡como si fuera tan fácil con doscientas pulsaciones!
–Bordalás parece hoy el ogro del fútbol español y sin embargo usted hizo con él algunos de sus mejores partidos como futbolista?
–Ni mucho menos. Bordalás es un entrenador que cuida mucho a sus jugadores, que siempre está muy atento a cualquier detalle, que te exige lo máximo,... Tener a una persona que maneja los tiempos de todos es importante para el jugador.
–¿Pudo ir en su día a Getafe?
–No, fue más cosa de la prensa que realidad.
–¿Y este verano? ¿Recibió alguna oferta tentadora para dejar Zorrilla?
–No. Estoy muy contento aquí, se me trata muy bien y mi familia está muy contenta en Valladolid. Y no quiero cambiar.
–Aquí ha cumplido uno de sus sueños que era jugar en Primera y si nos fiamos de su presidente, aquí puede llegar a jugar en la Liga de Campeones en cinco años. ¿Se ve escuchando la musiquilla de la Champions en Zorrilla?
–¿Por qué no? Solo al pensarlo se me ponen los pelos de punta. De momento tengo un año más de contrato, estoy contento y disfrutando del momento, y por ahora vamos a mirar el día a día. Lo que el futuro depare ya lo afrontaremos.
–Pero eso nos lo dice Ronaldo para llenar el estadio todos los domingos, ¿o no? ¿Lo ve como un brindis al sol o una posibilidad real?
–No, no. Para nada. Él tiene la idea de hacer algo grande aquí en Valladolid, y yo creo que lo está haciendo. Está haciendo cambios, no hay más que ver el estadio, la forma de vender el club, la expansión por el mundo de la marca Real Valladolid,... Creo que lo está haciendo muy bien, ¿por qué no va a estar este club arriba en cinco años? ¡Ojalá!
–¿Qué defecto suyo eliminaría si pudiera?
–A veces me como mucho la cabeza. A lo mejor no hago un partido del todo bueno y me cuesta borrarlo y limpiar la cabeza. Ahora desde que tengo a mi hijo y gracias al apoyo de mi mujer, me ayuda. Pero es verdad que le doy muchas vueltas a determinadas jugadas y es algo que te hace restar confianza en ti. Es el mayor problema que tengo. Intento evadirme y dejo de leer redes sociales porque a veces lees cosas que hacen daño, algo que es normal porque sabemos donde estamos y la gente está en su derecho de criticar, pero sí es verdad que no se miden las palabras. Por eso me evado como solución porque mi cabeza no es tan fuerte como debería.
–En la grada ya no se escucha ese runrún que había hace un año cuando no medía y se llevaba a los rivales por delante.
–Bueno, al final las ganas que tenía de robar balones y creo que si se ven las estadísticas soy de los que más balones roba de la liga. Es verdad y es así pero creo que he aprendido y no siempre hay que llegar a todo para salir al contraataque. Volvemos a esos puntos de madurez que hemos ganado.
–¿Puede prometerle al aficionado que va a sufrir menos?
–Es complicado. Sí puedo prometer que nos vamos a dejar la vida en el campo. Sabemos que vamos a sufrir porque esta liga es muy complicada, están los mejores del mundo, pero sí puedo decir que los 25 estamos trabajando duro para conseguir el objetivo.
–¿Dejamos entonces la salvación para la penúltima jornada?
–Mientras se consiga, da igual la jornada. Si sufre el Villarreal o el Atlético de Madrid, ¡cómo no vamos a sufrir nosotros!
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