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Otra vez. Y van... Sucedió en Vigo, volvió a pasar con el Sevilla y ahora fue el FC Barcelona el que negó puntos al Real Valladolid cuando ya celebraba un más que merecido empate, y después de un partido en el que lo hizo todo... ... salvo el gol.
Lo hizo Dembelé en el minuto 90 al cazar un balón que cayó huérfano en el área pequeña y que el francés voleó al fondo de la red. No había sufrido hasta el tramo final el equipo de Sergio y tuvo que ser una decisión polémica del colegiado Jaime Latre la que alteró sus biorritmos y le sacó de sus casillas en los minutos finales. Acogotado junto a Masip en esos instantes finales -esta vez con motivo-, el Barça encontró petróleo en un balón aéreo que Bruno no pudo despejar y que de nuevo mandó a la lona al Valladolid cuando ya se escuchaba el sonido del fin de combate. Dos puntos de Vigo más dos de Sevilla, y ahora otro más de Barcelona hacen cinco. Y harían los 32 que luce hoy el Cádiz en un cómodo 13º puesto.
FC Barcelona
Ter Stegen; Dest (Riqui Puig, minuto 87), Mingueza (Araújo, minuto 63), Lenglet, Jordi Alba; De Jong, Busquets (Trincao, minuto 63), Pedri (Ilaix Moriba, minuto 77), Dembelé, Griezmann (Braithwaite, minuto 63) y Messi.
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Real Valladolid
Masip; Janko (Hervías, minuto 65), Bruno, Javi Sánchez, Olaza; Alcaraz, Roque Mesa, Óscar Plano, Nacho; Kodro (Waldo, minuto 85) y Sergi Guardiola (Marcos André, minuto 77).
Goles: 1-0 (minuto 90): Dembelé.
Árbitro: Jaime Latre, del colegio aragonés. Amonestó a Griezmann, Mingueza y Braithwaite por los locales, y a Bruno y Sergio González por los visitantes. Expulsó con roja directa a Óscar Plano en el minuto 79 y al auxiliar del Real Valladolid, Justo Camacho, en el minuto 80 por protestar su decisión.
Incidencias: Jornada 29ª disputada en el Nou Camp sin público en las gradas por la pandemia.
Lejos de salir magullado por las 12 bajas con las que se presentó en el Nou Camp, el Valladolid acabó sin un solo rasguño (salvo el anímico del gol) y con las constantes vitales firmes para afrontar sus tres próximas cimas (Granada, Elche y Cádiz).
Del 1 al 89 no perdonó un minuto el Valladolid. Salió enchufado, bien plantado -lo que empieza a ser tónica en el último mes y medio- y además atrevido, algo que se le había echado en cara en sus tres últimas salidas (Eibar, Vigo y Pamplona). Esa valentía le hizo incluso mejor que el aspirante a campeón de liga durante la primera media hora de juego, cuando pudo adelantarse con un cabezazo de Kodro a la salida de un córner que se estrelló en el larguero y dos amagos de Roque Mesa que se perdieron por encima de la portería de Ter Stegen. Hasta entonces se escuchaban más los gritos de Koeman que los de Sergio desde la banda. Los dos se habían copiado planteamiento, con un tercer central camuflado (De Jong para la salida de balón en los azulgrana, y Olaza para reforzar la zona de influencia de Messi en los blanquivioleta), pero la interpretación no era la misma.
Nacho y Janko ejercían de Alba y Dest más que los propios originales y pisaban área sin riesgo ni miedo a los metros que dejaban a su espalda. Los desdoblamientos empezaron a sucederse, pero con signo visitante, ante un Barça sin el ritmo y velocidad de balón que le habían mantenido invicto durante las dieciocho jornadas anteriores.
Si en Zorrilla fue el Valladolid el sorprendido en la primera vuelta, esta vez el orden táctico y disciplina castrense exhibidos por el equipo de Sergio dejaron al Barça en fuera de juego. Pese a las bajas, la apuesta colectiva -y sobre todo, el empeño de todos y cada uno de los jugadores- consiguió maniatar la individualidades del rival. Con Griezmann desaparecido y Dembelé sin dar señales de vida, el fútbol blaugrana se agarraba a la luminaria del astro Messi y a los escasos destellos de Pedri, su mejor escudero. Un disparo del canario que acabó en el palo tras rechace de Masip fue la única nota ofensiva destacada en la primera parte.
No le gustaba a Koeman lo que veía y al descanso decidió prescindir del tercer central y subir a De Jong al centro del campo. Con el movimiento ganaba en toque pero perdía metros a la espalda que iba a aprovechar el Valladolid para buscar el gol a la contra. En una lo tuvo cerca Olaza pero su disparo acabó en el lateral de la red.
Algo más tuvo que agitar el árbol el técnico holandés para alterar el entramado visitante. Tardó una hora en hacer los primeros cambios, ya con el Pucela recostado en su área, y el cambio de fichas dio un mayor movilidad que encerró aún más al equipo de Sergio.
La expulsión de Óscar Plano a once minutos del final, en una acción violenta que solo vio el colegiado -y que el VAR no quiso corregir- acabó por hundir más en su portería al Real Valladolid. Dos decisiones controvertidas pudieron cambiar el signo del partido y en ambas Jaime Latre miró hacia el mismo lado. En la primera se le pidió mano de Jordi Alba dentro del área -una de esas acciones que se han empezado a sancionar en este curso, salvo en este caso- y el árbitro tiró del argumentario de otras temporadas y en la segunda fue igual de tajante, pero esta vez para dejar a los blanquivioleta con diez por una entrada lateral que en cualquier otra situación no hubiera pasado de amarilla.
Con un jugador menos, aún faltaba un tercer bofetón. Este ajeno al árbitro que empieza a ser costumbre en los partidos que viven en el alambre. El empate estaba en la mano, el punto era más que merecido, el descenso se miraba ya cuatro por encima,... Pero faltaba el revés del minuto 90. Araújo toca de cabeza un centro de De Jong y el rechace lo empala Dembelé al fondo del a red.
Toca seguir remando... ahora también más allá de los 90 reglamentarios.
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