Eloy de la Pisa
Viernes, 6 de enero 2017, 17:05
28 puntos y ya cerca de la zona noble de la clasificación. Un solitario gol, tan importante en Segunda para sumar, combinado con la solidez defensiva y la paciencia del equipo para buscarle las vueltas al rival. Esa es la fórmula que utilizó el Real ... Valladolid ante el Reus. Un partido de Segunda muy entretenido en un horario infame por el día, que sirvió para comprobar como lo que dicen los jugadores durante la semana luego se ve en el campo.
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El caso es que el Valladolid empezó mal: sin sitio, muy separado y muy agobiado por la presión del Reus. La caraja duró lo que duran un par de piedras en un gin tonic. Justo hasta que Míchel y Jordan empezaron a conectar, Leao tomó su sitio y Mata empezó a frenar la salida del balón. A partir de ese momento -minuto 25-, el equipo de Herrera pasó a dominar.
La máquina blanquivioleta se alimentaba de dos carburadores: la citada conexión y la presencia de Moyano para encontrar los carriles que Villar le dejaba con sus movimientos hacia el centro del campo. Esos movimientos fueron los que generaron las mejores ocasiones. En especial una de Mata que se fue al limbo porque el madrileño, quizá, tuvo demasiado tiempo para pensar.
El caso es que el Pucela fue recuperando su tono de juego, su estilo, y se fue gustando ante un rival granítico, poderoso en defensa, sólido en el centro del campo y muy pesado y plomizo a la hora de presionar. El descanso, en este caso, no le vino bien al cuadro local, que estaba en pleno crecimiento cuando Alberola Rojas -un muy buen árbitro-, mandó a los 22 al vestuario a descansar.
Y, claro, le sentó mal. Y el segundo tiempo empezó igual que el primero y siguió de la misma manera. Fue una parte el espejo de la otra, con la diferencia -importante, pardiez-, del gol de De Tomás.
Al final el Pucela se llevó los puntos porque tuvo mucha paciencia, porque tuvo mucha fe, porque tiene a Jordan para poner los centros y a De Tomás para aparecer cuando es necesario. Pero sin olvidar a una defensa que acumula ya siete partidos sin encajar un gol en Zorrilla.
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Solo la actuación de Mata, trabajador como el que más pero que falló dos goles solo delante del portero, enturbia las buenas sensaciones de un grupo que es muy fiable en casa, pero que aún tiene la asignatura pendiente de consolidarse lejos de la orilla del Pisuerga, Cádiz, próxima parada, emitirá el juicio el próximo viernes a las 20:00
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