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A banda cambiada

La catedral de Valladolid

Jesús Moreno

Jueves, 9 de junio 2016, 13:01

Hace mucho, mucho tiempo tal y como empiezan los cuentos de princesas y dragones en una de las ciudades más importantes del reino pues, como capital de la corte en tiempos, había visto el alumbramiento del que sería señor del viejo y del nuevo mundo, ... surgió la necesidad de construir un templo tan alto que diera la posibilidad de hablar cara a cara con Dios, y tan extenso que bajo sus techos pudieran acogerse a sagrado los habitantes de ciudades enteras. Una catedral con la que demostrar a herejes de otros credos la grandeza de la verdadera religión. El proyecto se encomendó a uno de los arquitectos del momento que, además, gozaba de los favores de la Corte. Juan de Herrera fue el elegido para engrandecer a Valladolid, de nuevo, por la majestuosidad de aquella obra. El final es como mirarse en el espejo de la historia: Valladolid no disponía de dinero suficiente para costear toda la obra y el arquitecto emigró a Madrid porque, ya por entonces, a esa ciudad no se le podía decir que no.

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