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Ni siquiera el tópico de «entrenador nuevo, victoria segura» es capaz de hacer cumplir esta temporada el Real Valladolid. El debut de Alberto López en el banquillo del estadio Zorrilla supuso un cambio de nombres en la alineación, pero las sensaciones del equipo fueran tan malas o peores que los últimos partidos de Portugal. En el fútbol, los entrenadores no tenemos la omnipotencia de cambiar un equipo en una semana, sería una locura pensar eso.

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También es verdad, que el listón se ha puesto tan ínfimo que no hace falta ser Javier Sotomayor para superar la barrera de lo visto hasta ahora durante esta temporada. Lo único positivo fue el gol sobre la bocina y el debut de Anuar con el primer equipo en Liga tras muchos años en la casa blanquivioleta.

Producto de la residencia de Jóvenes Jugadores, internacional en categorías inferiores con España y viviendo su tercera temporada en el filial, Anuar ha finalizado su particular recorrido por la cantera hasta llegar a jugar con el primer equipo, pero esto es solo el pistoletazo de salida porque ahora queda la presa aún más difícil de asentarse en este nuevo estatus.

El mal partido del primer equipo sumado a la permanencia del filial sellada en un escenario como Pasarón detonó una oleada a favor de los canteranos que han cumplido el objetivo de la permanencia en la siempre complicada y competitiva Segunda B para un equipo joven como el filial. No soy sospechoso ni he ocultado nunca mi filia hacia los canteranos, pienso que en un club con la cartera vacía solo un plan a largo plazo sacando jugadores de la cantera nos ayudaría realmente al crecimiento como club.

Pero no soy partidario de utilizar a los chavales como arma arrojadiza contra los profesionales, hay que cuidar y medir muy bien los tiempos de maduración y las oportunidades con los jóvenes. Si es demasiado pronto o demasiado tarde, la evolución puede verse detenida o convertida en involución.

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Es fundamental trazar planes de ruta para los futbolistas e ir quemando etapas hasta el salto definitivo hacia el primer equipo. Llegados a esta situación, creo que sería bueno ir dando oportunidades para recoger los frutos a partir de la temporada que viene. Usar ahora a nuestros jugadores del filial, para independientemente de su rendimiento su máximo logro sea rellenar la pretemporada veraniega no me parece el mejor mensaje a enviar a nuestros activos futuros. Cantera sí, pero por convicciones y no por conveniencias puntuales.

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