Las bajas mandan más que el entrenador

Fue muy claro en la rueda de prensa, tras el entrenamiento matutino, a puerta cerrada: «Tenemos 45 puntos. Si no sumamos más puntos, el equipo desciende». Y continuó: «con 46, desciende; con 47, ya veremos». Recordó, después, que cuando fue entrenador del Alavés, en su primera temporada, necesitó 51 puntos para salvar al equipo del descenso.

No admite Alberto López ningún otro objetivo que no sea el de sumar los puntos que garanticen la permanencia. Pero reconoce que, aunque tampoco sería bueno un cambio drástico en la forma de juego o del once habitual, -«al final los jugadores no sabrían si el aire les viene de la derecha o de la izquierda»- tampoco tiene mucho margen de maniobra por las numerosas bajas del equipo, a las que ayer se sumó de forma definitiva el lateral derecho Javi Chica, cuyas molestias musculares le habían obligado a abandonar el entrenamiento el jueves.

Por la mañana se confirmó su lesión y su baja para el domingo. La situación de Villar es diferente, aunque es posible que no llegue ni a la convocatoria. «Es una duda razonable», sentenció Alberto López.

Reconoció Alberto López que lo que más le está complicando la decisión sobre el esquema de juego es el centro del campo, donde tendrá que prescindir de Leão y Borja y que, dependiendo de los jugadores que elija para esa demarcación, jugará de una u otra forma, aunque apostó por la verticalidad, renunciando en cierta medida a la pretensión de salir con el balón jugado desde la defensa. «Respeto el trabajo de Gaizka y Portugal, que llevan más tiempo que yo entrenando y me dan mil vueltas, pero yo tengo otra forma de ver el juego», dijo.

Finalmente, admitió la posibilidad de que juegue algún futbolista del filial. Las bajas y la urgencia de garantizar la permanencia con algunos puntos le obligarán, de todas las formas, a convocar a algún jugador del filial si quiere sumar 18 para el encuentro contra el Lugo, el domingo, en Zorrilla.