Portero en el área

Eloy de la Pisa

Martes, 26 de abril 2016, 07:27

No suele ser muy normal que un portero acabe ejerciendo de entrenador. De hecho la lista no es muy larga. Algo lógico, ya que al fin y al cabo guardametas solo hay dos por equipo, normalmente, y las posibilidades de que un jugador de campo ... sea entrenador son mucho más altas -por simple estadística-, que lo sea un arquero. Pero, con todo el Real Valladolid debe andar por la parte alta de la clasificación en lo que a porteros-entrenadores se refiere. Alberto será el tercero, si la memoria no me falla. Antes de él tuvimos por aquí a Abel Resino y a José Luis Saso y a Antonio Ramallets, para algunos el entrenador con el que el Valladolid hizo el mejor fútbol. Pero es fácil que me deje a alguno en la cuneta. Disculpas de antemano.

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Reconozco que no soy especialmente partidario de tener a un portero en el área técnica. Y no nos ha ido mal con los dos que he citado anteriormente, sin duda, pero aún con todo no me termina de convencer. Reconozco que es un prejuicio un tanto absurdo por mi parte, y que se fundamenta en que el portero es un futbolista que suele estar tan alejado de los entresijos del juego colectivo, que siempre tengo duda de que sea capaz de trasladarlo desde el exterior al interior. De hecho, y aunque no quiera decir nada, cuando los equipos entrenan la estrategia, la táctica, los porteros suelen estar trabajando por su lado. Es como si se entendiera tácitamente que esas cosas no van con ellos

Es cierto que hay porteros que han sido muy buenos entrenadores. Ahí está Julen Lopetegui, por ejemplo. O el mismo Abel Resino, que tiene un currículum más que aceptable. Pero los veo más como casos aislados. De hecho los jugadores del Valladolid que coincidieron con el toledano en aquel año en el que el Elche nos eliminó del 'play-off' atribuían más mérito al trabajo del preparador físico que al del técnico.

En cualquier caso, da igual. La suerte de Alberto será la nuestra. Si logra poner orden, recuperar la moral y la estima de un grupo desunido y caótico, se ganarán los dos o tres partidos que quedan. O se sumarán los siete puntos necesarios para olvidar cuanto antes esta desesperante temporada. Alberto va a coincidir en el vestuario con dos que fueron sus compañeros: Álvaro Rubio y Borja, pero va a necesitar mucho más que su ayuda para sacar esto adelante. Va a necesitar que el grupo olvide los egoismos que le están carcomiendo y que se pongan todos a bogar en la trainera en la misma dirección. Parece fácil, pero tiene un reto complicado

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