Fútbol desde las letras

Desde 1994 y hasta mayo de 2000, Ángel Fernández Fermoselle fue director general, consejero delegado y luego presidente del Real Valladolid SAD siguiendo la estela de su padre y hermano: «El que fuera un trabajo público –y que todo el mundo opinara–, pero privado, ya que era una empresa con su cuenta de resultados, lo hacía muy singular»

Santiago Hidalgo Chacel

Sábado, 30 de enero 2016, 15:59

Cuando camino por la calle Santiago y llego a la Plaza Mayor recuerdo aquellos momentos de celebración. El Ayuntamiento abarrotado y mi padre dirigiéndose a los aficionados tras alguna gesta Resulta muy emocionante». No se prodiga mucho últimamente Ángel Fernández Fermoselle (Valencia, 16-11-1964) ... por la ciudad de Valladolid. Pese a todo, es abonado del club, como sus tres hijas, y procura, aunque no siempre lo cumple, ver al menos un encuentro por temporada en el Zorrilla. «En deporte solo me interesa el Pucela y Rafa Nadal». Y es que además de la herencia de su padre Marcos Fernández, que permanece, está también viva la añoranza y el cariño hacia la ciudad y su equipo de fútbol. Todo ello impregna a Ángel su vida diaria, ahora fuera de los círculos futbolísticos y también de Parquesol. Pese a venderse los activos inmobiliarios, el sentimiento perdura.

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A Ángel Fernández Fermoselle le gustaba el fútbol como a cualquier niño. «Era del Atlético de Madrid y mi ídolo era Gárate». En el colegio jugaba de defensa, «si me ponían de delantero podían transcurrir meses sin marcar un gol», sin embargo, su traslado con la familia a USA con 17 años le cambió de rol. «Pasé de ser un jugador normalito a ser el capitán de mi equipo tanto en el High School como en un club de Miami».

Brillante estudiante de Periodismo, tras algunos trabajos, con 25 años fue incorporado por Pedro J. Ramírez a la corresponsalía de Nueva York con una amplia responsabilidad. Regresó a España donde ocupó puestos en la sección dominical y luego como subdirector en la edición de Valladolid de El Mundo. «Llegó un momento que estaba realmente cansado del periodismo, y me preguntaba si sabía hacer más cosas además de poner unas palabras tras otras», relata Ángel.

Grupo Parquesol estaba creciendo a marchas forzadas y Marcos Fernández padre, después de muchas intentonas, logró persuadir a Ángel para que se sumara al proyecto empresarial familiar. Y es que el día en que Marcos Fernández decidió embarcarse en la salvación del club blanquivioleta, vinculó también en esta apuesta vital de la misma forma a sus hijos: a Marcos y a Ángel.

Desde 1994 y hasta mayo de 2000, Ángel fue director general, consejero delegado y finalmente presidente (aunque durante un corto periodo de tiempo) del Real Valladolid. «No fue fácil y sí muy exigente. La gente no suele darse cuenta de lo que hay detrás de un club de fútbol: es tremendo. Además, es con frecuencia ingrato: todo opina sobre lo que deberías hacer; sin embargo, las facturas y las nóminas hay que pagarlas cada mes, y eso solo lo hacen los que tienen esa responsabilidad. El hecho de que fuera un trabajo público (y que todo el mundo opine, a menudo sin información suficiente), pero privado, ya que es una empresa con su cuenta de resultados, lo hace muy singular. Además, es una labor que no acaba nunca». El compromiso familiar inducido fue aceptado sin reparos, aunque detrás siempre existiera la figura del periodista y el escritor. A la que ha vuelto.

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En 2004 Ángel fundó la editorial Kailas, referente en el mundo asiático y la del Premio Nobel de 2012 Mo Yan. También él ha escrito varias novelas y relatos: Amor kamikaze, Últimos segundos Los amores urgentes y Los días felices.

Muchos de los avatares del fútbol, los percibe ahora Ángel de forma diferente al resto de los mortales. «El fútbol es para mí, posiblemente, algo distinto de lo que es para la mayoría. No me interesa tanto el fútbol a nivel deportivo». Y es que Ángel lo ve ahora casi como un problema más de despacho. Hablando de estos, la anécdota la relata el mismo. «En las oficinas de antaño había un pasillo bastante siniestro y frío. Un entrenador llegó el técnico del primer equipos a charlar. Ala hora de marcharnos, el decidió ir al cuarto de baño, pero el resto no nos percatamos. Apagamos, cerramos y al día siguiente, cuando abrí las oficinas, salió y dijo, con aspecto desaliñado, Buenos días , sin darle importancia. Pasó la noche incomunicado en aquel pasillo, no había móviles».

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Jorge Santiago, Mar, Ruth, Jesús Navarro, Antonio Santos, Antonio Palacios, Javi Torres Gómez, Benítez, Manzano son algunas de las personas que aparecen nombradas como amigos por Ángel. «Fue una etapa de mi vida intensa e importante. De lo que hizo mi padre aún hoy sigue asombrándome. Fue un hombre como pocos. Su legado y su recuerdo perduran. Tengo mucha suerte de haber sido su hijo», concluye.

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