El Valladolid B pasa de perder a rozar la victoria

Después de un comienzo dubitativo de los blanquirrojos, con un Valladolid B ordenado y consciente de que podía hacer daño robando y saliendo a la contra, fue el UD Logroñés el que imprimió una marcha más, el que quiso tener la pelota, el que arriesgó con dos laterales muy ofensivos y tratando de arrinconar a su rival. Por suerte para los visitantes, a los anfitriones les faltaba el remate. Sin embargo, los de Rubén de la Barrera, con pases entre líneas, ponían en aprietos a sus oponentes, más vulnerables de lo requerido en defensa, aunque también les faltaba esa pizca de tranquilidad.

La UDL avisaba con un tiro de Joel Valencia, tras un gran taconazo de Chevi. Acto seguido Sergio Martínez se topaba con el cuerpo de Jorge y Julio Rico remataba alto. El Valladolid B ya no salía con tanta frescura y se intuía el gol local. Chevi, de cabeza, fue su autor tras un centro desde la izquierda de Sergio Martínez nada más pasar la media hora. Un tanto que enredó el duelo, ya que el Valladolid B salió un poco de su campo y convirtió el duelo en un correcalles, algo que les favorecía. Los de Carlos Pouso eran incapaces de controlar el tempo y Toni pudo empatar con un tiro lejano antes del descanso. Con espacios, los visitantes podían hacer mucho daño.

El UD Logroñés comenzó el segundo tiempo enchufado y merced a ello Menudo se encontró en primera instancia con Julio, pero a la segunda el sevillano ponía un 2-0 que allanaba el triunfo de los riojanos. Pero nada más lejos de la realidad. A partir de entonces, el cuadro local se relajó demasiado, bajó la intensidad y lo acabó pagando. El Valladolid B, como sin querer, se volvía a meter en el partido con el gol de Ángel, al aprovechar un rechace tras el tiro de Toni.

El filial no bajó los brazos, al contrario, subió la presión y se encontró con un equipo que, incomprensiblemente, dejaba muchos espacios. Así, Javi Navas ponía un balón desde la banda derecha y Jorge marcaba con el pecho, libre de marca, el empate. Con Abaroa y Titi, ya en el campo, por Muneta y Joel Valencia, el UD Logroñés vio como en una contra Jacobo Trigo veía la segunda amarilla con casi un cuarto de partido por jugar. De esta manera, el Valladolid B del 2-0 pasó al empate y a estar en superioridad numérica.

El calor, entonces, pasó factura a los locales, más desdibujados y descolocados tras el derroche realizado en la primera mitad. El Valladolid B, crecido, ahora se adueñaba de la pelota y obligaba a los extremos locales a replegarse demasiado. Ángel tuvo con un remate a bocajarro la victoria, pero Miguel, salvador, la mandó a córner. La UDL estaba perdida y buscaba, descaradamente, a Camochu o Titi en balones largos sin que el filial pucelano viera peligrar su meta. Abaroa, con la nariz ensangrentada, dejaba el campo y permitía que los de Rubén de la Barrera jugaran los últimos minutos contra nueve futbolistas. Momento de dudas en los visitantes, que no acabaron de ambicionar el triunfo. Quizá tanta derrota a domicilio, últimamente, hizo pensar a los futbolistas y les hizo ser más cautos. De lo contrario no se entiende el último cambio en el tiempo añadido.