El vuelo del cernícalo
La segunda derrota consecutiva y el deslabazado juego del Valladolid facilita que sobre el banquillo se ciernan los primeros ventajistas
Eloy de la Pisa
Sábado, 29 de noviembre 2014, 23:12
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Eloy de la Pisa
Sábado, 29 de noviembre 2014, 23:12
Es ley de fútbol: cuando todo va bien, nadie se mueve; cuando todo se tuerce, todos tenemos la solución. Antaño, cuando la segunda de las situaciones se producía, las tertulias se volvían hervideros y los acalorados debates alcanzaban momentos de notable intensidad. Ahora ya casi ... no hay tertulias, han sido sustituidas por Twitter, Facebook y demás redes sociales. Y eso, claro, hace que todo alcance mayores dimensiones.
Reconozco que me llamó la atención leer, nada más acabar el encuentro del Valladolid, varios tuits de un conocido personaje del fútbol pucelano, que llegó a tener vetada la entrada en los campos Anexos, especialista en materializarse cuando las cosas se tuercen. Bajo el seudónimo de 'el arradio deportiva', dejó varias perlas contra Rubi. Mensajes que podrían considerarse normales, pero que son poco apropiados en alguien que presume de ser muy amigo del entrenador del filial y de muchos de los jugadores del segundo equipo.
Y eso debería hacerle algo más cuidadoso en sus expresiones, porque es fácil malinterpretarlas. Y a nadie conviene, en estos momentos, percibir que los cernícalos se ciernen sobre los banquillos aprovechando una racha de derrotas y empates preocupante por la forma en que se ha producido. El cernícalo, ya saben, es esa rapaz, pequeña y rápida, capaz de quedarse parada en el aire a la espera de que su presa se descuide para poder capturarla. Falla mucho más de lo que acierta, lógicamente, y suele centrarse en animales pequeños. Metáforas de la naturaleza, porque mientras se cierne se convierte a su vez en presa para sus depredadores.
El mundo del fútbol es cainita hasta extremos superlativos, y en él hay demasiados elementos que consideran aceptable justificar con el fin los medios que puedan emplear. Pero, curiosamente, muchos no terminan de comprender, en su obcecación, que a la vera del Pisuerga está plenamente vigente el principio político de que al adversario nunca se le ha de dar la satisfacción de ver cumplidas sus exigencias.
El Valladolid necesita tranquilidad. Dentro y fuera del club. Mucha tranquilidad. A los de dentro se les debe exigir; a los de fuera se les debe pedir. Blandir espadas, cernirse sobre una situación delicada para no aportar soluciones, es poco productivo. El Valladolid ha entrado en una dinámica peligrosa, parecida a la del año de Antonio Gómez. Y aquella temporada acabamos jugando el 'play-off'. No saco conclusiones ni me adhiero al nervioso vuelo del cernícalo; solo creo que es aún pronto. Dejemos al cernícalo volar, aún no tiene presa sobre la que caer
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