Fernando Bravo
Domingo, 9 de noviembre 2014, 14:52
Algo más de trescientos espectadores vivieron esta mañana un encuentro en el que al filial del Real Valladolid le faltaron cinco minutos para sentenciar un encuentro que empezó ganando y solo pudo empatar a falta de diez minutos con un extraordinario gol de Ayub.
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El ... Coruxo vigués, equipo revelación de la Segunda División B, dejó claro desde los primeros minutos por qué figuraba en antes del encuentro en la sexta posición de la tabla, justo por encima del Real Valladolid B. En los Anexos se hicieron los dueños del campo desde el primer minuto y su codicia por la posesión del balón y el continuo acoso a la portería de Julio le dieron el liderazgo del encuentro hasta el minuto 38, cuando Jorge Hernández transformó un pase de Ángel en el primer gol local. La posesión, el dominio y el juego habían sido gallegos pero la efectividad de Jorge Hernández, que el sábado había viajado con el primer equipo a Miranda de Ebro, aunque no jugó. dieron la ventaja a los locales.
En la segunda mitad cambió el panorama. El agobio al que habían sometido los vigueses a los locales se difuminó y fue el Real Valladolid el que intentó matar el partido. Fueron unos primeros minutos más igualados, pero los 12 minutos de la segunda parte Pardavila remató sin concesiones un pase de Rafa Mella al fondo de la portería local. Tras el empate, el Coruxo volvió a dominar el encuentro y, seis minutos más tarde, de nuevo Pardavila batió a Julio.
Rubén de la Barrera había sustituido a Juanjo por Carmona y a Dani Vega por Ángel, cuando decidió sacar al terreno de juego a Anuar (min. 65) por Dani Espinar. El encuentro cambió de signo y los últimos veinte minutos fueron los mejores del encuentro, con alternativas en ambos conjuntos pero con un equipo claramente superior, el Real Valladolid, que se sobrepuso a un Coruxo correoso y duro, que demostró también cómo en Segunda B hay jugadores que dan asistencias ajustadas a cincuenta metros y jugadores que controlan balones largos para seguir el juego. El acoso vallisoletano fue creciendo y Toni, un jugador muy activo y muy castigado por las faltas durante todo el encuentro empezó a demostrar que su calidad supera con creces las limitaciones de su físico. En sus botas tuvo más de una ocasión para ganar el partido pero la defensa correosa de los vigueses y el acierto de su portero Fernando lo impidieron.
Parecía solo cuestión de tiempo que el Valladolid ganara el partido porque, a medida que transcurrían los minutos mejoraba su juego y sus ocasiones, mientras que los jugadores del Coruxo empezaban a dar síntomas de desfallecimiento. La emoción de los últimos minutos mereció la pena de una jornada de fútbol matutino en la que los de Rubén de la Barrera tuvieron que conformarse con el empate un un punto.
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