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fran arranz
Viernes, 16 de mayo 2014, 17:56
Cantaba la peruana Chabuca Granda en su valls Amarraditos que hay muchas cosas que ya no se estilan: la peineta, el cinturón, el pasador, o ponerse para cenar, jazmines en el ojal. Aunque si hay algo que no se estila ya entre aficionados y periodistas ... deportivos es la paciencia, el análisis sosegado, racional, contextualizado y pormenorizado de las causas y los efectos que llevan a los equipos a ganar, empatar o perder los partidos, para poder determinar si el resultado es conforme a las expectativas generadas al inicio de la competición.
En esta época en la que lo de ayer ha dejado hoy de ser noticia, no se estila ya dar cien días a los presidentes del gobierno, ni a los entrenadores, ni siquiera cien minutos a los fichajes. Con apenas 90 ya hemos decidido que alguno no vale para primera. No hay tiempo para más, hay prisa por salvarse en Noviembre y la nave va a la deriva. ¡Sálvese quien pueda!
Deténganse un momento y piensen en los rivales a los que ya nos hemos enfrentando: el Atlético de Madrid y el Fútbol Club Barcelona (sin comentarios). Piensen y recuerden que en ambos partidos se compitió a buen nivel muchos minutos. Acuérdense de que en el partido contra el Málaga remontamos un resultado adverso y merecimos la victoria, que sólo pudo ser empate por una genialidad del rival. No olviden que contra el Levante aguantamos un 1-1 con un hombre menos durante 45 minutos, paramos un penalti injusto, y nos trajimos un punto. Recuerden que el Elche que tuvo contra las cuerdas al Real Madrid a nosotros no pudo marcarnos. Y acuérdense también del buen partido contra el Getafe.
Sería una soberana tontería pensar que todo esto lo digo para justificar que la vida es maravillosa y que el equipo se salvará sin dificultad. No, por supuesto que no me refiero a eso. Pero sí que tras estas primeras ocho jornadas nos hemos enfrentado a cinco de los seis primeros equipos de la tabla. Que nos faltan jugadores básicos en la creación del juego, en la mediapunta y en el ataque. Y que todo eso suma para dar más valor aún a los míseros seis puntos que tenemos en el casillero.
Como acertadamente decía Juan Ignacio, a todos nos gusta el lechazo, pero a falta de éste, bueno es el solomillo. Tratemos de mantener la calma, apoyar, animar, sumar, y sobre todo no perder la ilusión y el ánimo, y los resultados llegarán. Que «desde luego, parece un juego, pero no hay nada mejor, que ser un señor de aquéllos, que vieron mis abuelos».
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