Desde el terreno de las sensaciones, no hay pues ningún dato constatado, creo que el fútbol español, a falta de la máxima calidad, está deambulando hacia un mayor poderío físico. Los mejores jugadores del mundo, ya sea por las implicaciones fiscales nacionales o porque no ... les atrae La Liga de Tebas, eligen sobre todo Inglaterra, Francia e incluso Italia y Alemania. Lo que antes era una constelación de estrellas ahora es una colección de atletas del balón, con sus excepciones, claro. Lo vemos en este nuevo Real Madrid donde solo Modric y Kroos imparten cátedra entre tanta negra testosterona y músculo. Juegan bien, sí, pero correr, corren como gacelas. Nunca el fútbol fue tan rápido como en sus botas. Se habla de calidad, pero casi más de potencia.
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No solo es el Madrid. Hace dos semanas el Villarreal nos superaba de forma aplastante en las acciones a balón parado. Por arriba, por fortaleza, por salto. Sus dos centrales parecían un adonis y el David de Miguel Ángel al lado de los nuestros. Pero es que los amarillos las pasaron canutas en la siguiente jornada ante el desempeño canchero del Atlético de Madrid que hizo de los envíos al área su mayor arma. Ya nos tocará.
Y así llegamos a los nuestros. La de defensa central es una posición determinante que por las circunstancias que sea no hemos tenido bien a cubierto en los últimos años. En la última década y salvo Salisu y Calero, que nos duraron apenas una campaña, y Kiko Olivas, que no regresó bien de su lesión, tampoco ha habido grandes destacados.
Actualmente, la terna Joaquín, Javi Sánchez y El Yamiq alternan lesiones con inseguridades, aciertos con errores de bulto. En ningún momento se han mostrado como fiables al cien por cien. Esa es una de las mayores preocupaciones del equipo. Más aún si en esa faceta de juego aéreo, el centro del campo del Valladolid no es para tirar cohetes. Cuando por delante juegan Aguado, Iván, Roque Mesa, Toni Villa, incluso Anuar o Monchu, necesitan que alguien les eche una mano. Ninguno anda sobrado de juego aéreo. Es verdad que para golpear de cabeza no solo hay que ser alto, que también hay que ir a por la pelota, pero a veces parece que nos pueden por el físico.
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No sé qué aportará Feddal y si será un elemento necesario o un más de lo mismo, pero uno se permite echar la vista atrás y encontrarse con centrales blanquivioletas como García Calvo, Heinze, Gonzalo Arguiñano, Hierro, Iván Campo, Santamaría, Iván Rocha, Caminero (en defensa de cinco), el boliviano Peña, Gail, García Navajas, Andrinúa, Antonio Santos... Ahí no había datos, ni sensaciones, ni siquiera opiniones. Eran todo seguridades.
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