Todo lo que está ocurriendo en Cataluña desde que se publicó la sentencia por los hechos acontecidos entre los meses de septiembre y octubre de 2017, dejan a aquella comunidad al borde poder ser considerada como una autonomía fallida. Todas las instituciones catalanas realizan, sin ... excepción, una absoluta dejación de las funcionas más básicas para centrar sus esfuerzos en la causa. Desde la Generalitat, hasta las universidades, pasando por el parlamento o los clubes deportivos, todos ellos aparecen contagiados por el virus del independentismo que los alejan de los principios de neutralidad que exige una sociedad heterogénea.
De esta manera, el Fútbol Club Barcelona, cuando se conoció el dictamen del juez Marchena y del resto de magistrados del Tribunal Supremo, se apresuró a ponerse a la cabeza de los sectores más críticos con la sentencia. Supongo que el título de ejército desarmado de Cataluña que le otorgó Manuel Vázquez Montalbán está para lucirlo, precisamente, en estas ocasiones. El resto, ya lo saben ustedes. Como prueba del nueve de la situación de excepcionalidad que se vive en aquellas tierras, el Barcelona argumentó que no podía garantizar la seguridad del Real Madrid y se aplazó aquel partido. Es evidente que ser más que un club conlleva una gran responsabilidad, incluso la de parar la competición de Liga si con ello se consigue la visibilidad internacional que tanto anhelan.
El martes, el Real Valladolid acudió al Camp Nou convirtiéndose en el primer equipo que pisaba aquel césped tras todo lo ocurrido días atrás. Apenas le recibieron unas cuantas banderas independentistas y las habituales pancartas de marcado carácter político que, con la aquiescencia del club -diera la sensación de que también se atribuye para sí las funciones de una suerte de ministerio de la propaganda-, lucen generalmente en las gradas del estadio. Sin gastar un ápice más de energía, porque al Real Valladolid todavía no le alcanza para cargar con las culpas de trescientos años de victimismos y supuestas humillaciones históricas. El partido se disputó y el Pucela cayó derrotado. En un clima de absoluta normalidad, dijeron las crónicas. Se ha interiorizado tanto lo que ocurre allí que, si todo queda en eso, se considera natural que un equipo descanse menos que otro por un aplazamiento político. Qué más da. Habríamos perdido de todas maneras de haberse disputado 'El Clásico'. Es la diferencia de tener a Messi o no tenerlo. Este sí, un jugador sobrenatural.
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