Como en esas pruebas de maratón en las que algunos atletas entran arrastrándose, deshidratados, desfondados, exhaustos... pero que se empeñan en cruzar la meta con el último aliento de vida. Así está encarando el Real Valladolid esta recta final del campeonato. ¿Partido a partido, ... siguiendo el manual del cholismo? Ojalá. Jugada de ataque propio a jugada de ataque propio. Jugada defensiva a jugada defensiva. Córner a córner, balón al área a balón al área. Punto a punto.
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Y no es porque contra el Levante en Zorrilla los de Sergio no generasen jugadas de ataque. No faltaron balones al área. Hervías, Nacho, Waldo... Llegadas hubo, más en el segundo tiempo cuando el Levante asumió el papel de mera comparsa, pero lo que no llegaba era el remate. Lo que le cuesta al Valladolid hacer un gol. Ni Ünal cuando estuvo como única referencia en punta, ni cuando se sumó Guardiola. Lo que cuesta certificar matemáticamente la permanencia. Ni de penalti en el 95, que paró el portero. Al menos Masip había evitado en el 89, a tiro de Campaña, la maldición de los equipos que perdonan. Que pase el Alavés. A seguir sufriendo.
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