Lástima que un partido excelente que caminabahacia su recta final encandilando al espectador por sus acciones técnicas de alto nivel, el despliegue físico y táctico de ambos conjuntos, contrapuestos evidentemente, y del cual se esperaba que se decantase por uno u otro contendiente con arreglo ... al canon futbolístico puro, terminase en un burdo engaño perpetrado por un reglamento manoseado por quienes nunca lo supieron interpretar como practicantes reales de este deporte.

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Y ojo, porque no me refiero a ninguno de los nosecuantitos jueces que hoy dictan sentencia en el fútbol profesional, sino por un reglamentado manipulado que no alcanza a comprender la esencia de este deporte, y por tanto la desvirtúa llegando a prostituir su verdadera esencia como juego de intenciones.

En la anatomía comparada que se imparte en los primeros cursos de medicina, y en el apartado de la biomecánica, se estudia y comprende facilmente que en el ejercicio del salto vertical tan decisiva es la impulsión del tren inferior, ambas piernas, como el que se realiza con ambos brazos para poder mantener el equilibrio corporal a tal efecto.

El nuevo reglamento ha desbancado tal concepto anatómico funcional y penaliza el salto lógico. Otorga por necesario para poder ser legal, el impulso realizado con ambas manos a la altura de los bolsillos y bien pegaditas al cuerpo.

Este disparate biomecánico, estés o no de espaldas al juego, deja de valorar la intención del jugador quizás porque la intención ya no se maneja como importante. Sin embargo, el juez de silla pasa a decidir trayectorias, intenciones, recorridos de la extremidad u ocupación de un espacio antinatural... como si lo antinatural no fuese realmente la interpretación dada.

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A pesar de ello pucelanos y merengues jugaron un partido vibrante, bonito y disputado que deja al espectador vallisoletano contento con su equipo, esperanzado con su juego y tremendamente cabreado porque alguien le hurtara el devenir final del partido.

Es evidente que a día de hoy, tribunales, jueces y reglamentos no pasan por su mejor momento. Obviemos lo ocurrido y a trabajar salto con las manos pegadas al body para evitar la ilegalidad... aunque hagas el ridículo.

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