Los muchachitos del Promesas también quieren ser artistas y vencen al Zamora

Y eso que enfrente estaba uno de los gallitos del grupo, un Zamora que arrancó el curso como un tiro, que sólo había encajado seis goles en los trece partidos disputados, también un equipo al que le han entrado las dudas en el último mes, quizá por ello saltó al campo con cautela, dispuesto a madurar el juego hasta que el marcador se moviera a su favor con el peso de los minutos.

Fue un arranque ramplón, sin más emoción que las caídas de Salazar y Baldrich al cuerpear con las defensas; el árbitro, con buen criterio, dejó seguir y sí castigó con amarillas las faltas de Chasco y Parente, una situación muy peligrosa para el filial, que tenía a dos de sus zagueros con tarjetas en el minuto 23. El Zamora olisqueó el momento y Baldrich rozó el gol con un cabezazo que se desvió unos centímetros del poste; también un toque de cabeza de Luismi, tras un saque lateral, sembró dudas en el área del Promesas.

Sin embargo, los que hicieron daño fueron los blanquivioleta. Salazar estuvo blando en un mano a mano con Fermín, tras un gran pase de Jesús Martínez, y Xavi Moreno y Koke no se decidieron a buscar la portería desde fuera del área, menos mal que Chasco estuvo más decidido y chutó para lograr el 1-0; Fermín, quizá tapado por el bosque de piernas, reaccionó tarde. Incluso pudo aumentar su cuenta el Promesas antes de llegar al descanso, Chasco tuvo el doblete en su botín izquierdo, bien aguantado esta vez por Fermín, que también tuvo que sacar una mano tras un cabezazo al alimón de Arnu y un defensa rojiblanco.

El Zamora saltó de los vestuarios con más decisión, empezó a jugar en campo contrario y, por fin, acertó en una de sus múltiples acciones a balón parado; Carlos Ramos lanzó un corner con tensión y Baldrich atacó el balón como un cohete para meter un testarazo que valió el 1-1. El Promesas, que había estado durante muchos minutos sin más remedio que achicar balones, sintió que la tarde se le iba a hacer muy larga y ahí el Zamora no tuvo el instinto suficiente para irse con decisión a por la remontada; una gran arrancada le brindó otra buena ocasión a Salazar, que mandó la pelota al lateral de la red, aunque también metió el miedo suficiente en el cuerpo del equipo de Movilla, quien movió el banco para dar un impulso que no llegó.

El Promesas empezó a sentir que el empate no era tan malo, y la verdad es que tampoco se sintió agobiado por los ataques del Zamora, que sustituyó al delantero que había acumulado todas sus ocasiones de gol. Álvaro Rubio también refrescó el equipo y se encontró con el regalo inesperado del pie de Fermín, quien dejó el balón a Salazar con la portería sin guardián; el 7 blanquivioleta la elevó por encima del 13 zamorano y firmó el gol del triunfo. Si alguien lo merecía era el delantero pacense, reñido con el gol desde finales de septiembre, y así lo entendieron sus compañeros, que le estrujaron en la celebración. El técnico le sustituyó de inmediato para dar entrada a Víctor Fernández, jugador de dinastía.

Con los minutos de prolongación, había cuarto de hora por delante para aguantar con uñas y dientes la ventaja ante un Zamora con pocas ideas, sin más argumento que un tiro ajustado de Carlos Ramos al que respondió Rafús con una gran estirada; el capitán Keko arriesgó al máximo para cortar un avance en el área y Dani Fernández tuvo en sus botas la sentencia. No llegó el 3-1 y sí el enfado del Zamora, que no aceptó de buen grado la derrota en los Anexos; a la parroquia vallisoletana le dio igual, aplaudió a rabiar el pitido final y despidió a los canteranos con un '¡Puceeela, Puceeela!' que silenció a la animosa grada zamorana.