Milímetros de VAR que restan centímetros de vida
Gambeta larga ·
El Pucela salva un punto a pesar de que el videoarbitraje le escatimó un gol en el primer tiempo, que aplacó su ímpetu y desperezó al Betis. Cambió la actitud, pero persistió la inestabilidad defensivaJuan Ángel Méndez
Domingo, 2 de mayo 2021, 17:41
Revolución táctica de Sergio con Joaquín como ancla
Sergio limpió su pizarra y amoldó su propuesta para contener la calidad del Betis sin renunciar al ... ataque. El técnico apostó por un 4-1-4-1, con Joaquín como ancla por delante de la retaguardia y una línea de cuatro por detrás de Weissman con clara vocación ofensiva. Es lo mínimo que se le puede pedir a estas alturas del curso. El atrevimiento otorgó otro brío al cuadro castellano. Míchel y Mesa pusieron su inteligencia al servicio de la movilidad de Orellana y Plano, con los laterales siempre desplegados para buscar la línea de fondo y encontrar a Weissman. Solo los milímetros del VAR escondieron la x en la ecuación pucelana.
Cambios antes del minuto 60 para buscar la victoria
Además del cambio táctico, el técnico también dio un volantazo a su habitual parsimonia para mover ficha. Con el Betis por delante y la fractura del dibujo como aperitivo del drama, Sergio se movió con la agilidad que le ha faltado en otras ocasiones. Cuatro cambios que también trocaron su idea inicial por un concepto más ajustado a la realidad del partido. El quiebro al destino no tardó mucho en aportar réditos. Weissman, siempre donde se le espera, niveló la pelea y convirtió el duelo en una lotería de ida y vuelta de la que el Pucela al menos arrancó un punto para mantener vivo el sueño.
La calidad del Betis castiga la distancia entre líneas
El nuevo dibujo de Sergio aportó vértigo en la orilla del área del Betis, pero también generó una peligrosa falla entre las líneas que permitió al cuadro andaluz llegar con demasiada holgura a la última frontera. Canales y Fekir, por dentro, y Ruibal, por todo el frente, acariciaron con filo el gaznate del equipo local, que salvó el pellejo por un suspiro. Joaquín destiló precipitación en su papel de pivote. El guion mejoró con los cambios, aunque la incertidumbre defensiva nunca se apeó del alambre. El Pucela tiene poco que perder, pero cuando arrulla un punto en el desenlace, como ayer, siempre es mejor guardarlo para seguir respirando.
Weissman y diez más en la batalla por la supervivencia
Elija diez futbolistas. Yo pongo el undécimo. Weissman. El israelí es dinamita, un 'nueve' puro, un goleador imprescindible para un equipo que sueña con la permanencia. Es la ley del fútbol. Los clubes modestos nunca vivirán en paz, pero si intentan conseguir el objetivo sin un ariete con gol están muertos antes de la primera batalla. El Pucela tiene a Weissman. Los dos últimos puntos llevan su firma. Dos remates de killer. Sergio no tiene otro futbolista como él. Lástima que haya tardado media Liga en darse cuenta. Por suerte, el fútbol le ha tirado del burro y a partir de ahora ya no tiene coartada para no ponerle.
Una ruleta que se detuvo antes de la bancarrota
Un empate como hilo de esperanza. El Pucela al menos ha cambiado la frecuencia. Lleva dos partidos en los que ha salvado dos puntos equilibrando la ventaja de su oponente. Aunque parezca algo cotidiano, en la angustiosa realidad que vive el Real Valladolid, sobreponerse a sendas bofetadas representa un brote verde. En el duelo de ayer, detuvo la ruleta justo antes de la bancarrota. A Dios gracias. Quedan cuatro finales no aptas para cobardes. Cuatro combates sin trincheras. Solo espero que la curiosa agudeza de los árbitros, de verde y VAR, no conviertan al Real Valladolid en una víctima del áspero e irreal fútbol moderno.
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