Mikel Oyarzabal, el delantero que lo tiene todo; hasta una carrera
A sus 22 años el eibarrés es capitán de la Real, fijo en las convocatorias de la selección y licenciado en ADE
Mikel Oyarzabal (Eibar, 21 de abril de 1997) es ya un hombre hecho y derecho. No solo porque a sus 22 años se ha convertido en el santo y seña de una Real Sociedad de la que luce orgulloso el brazalete de capitán, sino también porque pese a su tremenda irrupción en Primera cuando contaba tan solo con 18 años y medio no se ha olvidado de poner los cimientos de un futuro lejos del fútbol que seguramente tardará mucho tiempo en llegarle.
El atacante del conjunto donostiarra, que visita esta tarde Zorrilla, es licenciado en Administración y Dirección de Empresas y durante su etapa universitaria no tuvo reparos a la hora de compartir piso con dos de sus amigos, pese a que su sueldo a buen seguro le permitiría muchos más lujos. Con ellos se repartía las tareas de la casa y en sus compañeros se apoyaba para conseguir los apuntes de las clases a las que no podía acudir. Nada extraño en la historia de miles de universitarios, pero una forma de actuar que no es ni de lejos habitual para un jugador de fútbol profesional que, como Oyarzabal, desarrolla su vida entre los partidos de liga y de copa del rey de su club y los de la sub-21, primero, y de la absoluta española ahora, donde se ha hecho con un puesto en las convocatorias.
Atípico también es su número de pie (47), que podría identificar más a un jugador de baloncesto que a un delantero habilidoso que destaca por sus movimientos entre líneas y por su capacidad de aparecer en el área a modo de segundo punta y que define como un auténtico nueve. Con esas características, acumula 147 partidos en la élite del fútbol nacional, en el que ha firmado hasta la fecha un total de 38 goles, con la temporada pasada como la más productiva de su carrera, con 13. Este curso ha firmado ya cinco y cuatro asistencias, lo que significa que ha participado decisivamente en uno de cada tres de los 26 tantos que ha conseguido su equipo.
Talentoso, goleador, asistente y joven, todo lo que se le puede pedir a un futbolista que según el Observatorio del Fútbol CIES ha disparado su valor en el mercado hasta una horquilla de entre 90 y 120 millones de euros y al que a buen seguro que le llueven las ofertas de grandes clubes para intentar que no cumpla el contrato que le une a su equipo hasta junio del año 2024.
Su cabeza, tan asentada que parece no haber volado lejos con todos los acontecimientos que le han ocurrido en tan poco tiempo, será su mejor valor para defenderse de los cantos de sirena. De momento responde a ellos con más fútbol.
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