Borrar
Sandro entrena ante una grada vacía del José Zorrilla. Iñaki Sola-RVA
Coronavirus: Lo mejor y lo peor para el Real Valladolid de bailar sin música

Lo mejor y lo peor para el Real Valladolid de bailar sin música

Las plantillas trabajan el aspecto psicológico para adaptarse lo antes posible a un escenario desconocido y difícil de asimilar. Los clubes estudian efectos de ambiente y aficionados virtuales

Domingo, 17 de mayo 2020, 07:31

En su libro 'El fútbol a sol y a sombra', Eduardo Galeano propone al lector que traslade su imaginación a un estadio vacío y a escuchar desde el medio de la cancha. «No hay nada menos vacío que un estadio vacío», comienza. «No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie», prosigue el escritor uruguayo antes de glosar la épica de algunos de estadios. El alborozo de Wembley en el Mundial del 66, las lágrimas de Maracaná en el 50, la Bombonera de Buenos Aires, el Centenario de Montevideo,...

Y tantos y tantos momentos mágicos vividos en un estadio que Galeano se olvidó de Zorrilla y de animar a sus aficionados aguzar el oído para escuchar aquel gol de Jorge Alonso ante el Athletic. Si uno se acerca al centro del campo aún se puede escuchar el quejido del jeque kuwaití, el júbilo por la sub-21, los zapatazos de Aravena, el zig-zag del Pato Yáñez, las caladas de don Vicente,...

Los abrazos de Llorente y Víctor Fernández, las volatas de Mendilibar, los 35 de Mata, el requiebro silencioso de Toni Villa.

En el escenario en el que nos encontramos en el que solo tenemos memoria, del primero al último ejemplo todos suenan a prehistoria. La nueva normalidad que nos impone el fútbol pasa por un estadio hueco, sin alma. Sin alborozo, sin lágrimas y lleno de silencios. Sin público y por lo tanto sin épica.

Nos adentramos en un escenario desconocido en el que adaptarse antes que el adversario a eso que tan atinadamente definió el genial escritor uruguayo –«Jugar sin hinchada es como bailar sin música»– va a suponer el primer gol a favor. El propio Sergio González reconocía esta semana que la cabeza iba a ser más importante que las piernas.

El técnico del Real Valladolid incide con sus ayudantes en este regreso en reforzar la mentalidad del futbolista con la psicología como principal apoyo. «Es una experiencia nueva y no solo por jugar a puerta cerrada. También por tener que hacerlo por un motivo tan concreto como el de la pandemia», asegura Javier Yepes, consciente de que no todos los jugadores asimilarán la situación de la misma manera. «Habrá quien piense en la posibilidad de un contagio y quien ni siquiera lo valore».

«Eso de jugar sin gente, como que no me va. El no tener seguidores en las gradas va a afectar, será como si fuera un amistoso de pretemporada»

javier aguirre, técnico del leganés

«Con tu afición siempre eres más fuerte, pero incluso para el de fuera. Pierde la esencia de lo que es el fútbol y para quién es»

óscar garcía junyent, técnico del celta

En cualquiera de los dos casos deberán adaptarse a un fútbol de contacto que en ciertos aspectos se distanciará del que todos conocemos. «Será como un nescafé sin café o un arroz integral. Un sucedáneo. Hemos empezado la liga tomando café y la vamos a acabar bebiendo achicoria, aunque al final no va a resultar tan distinto porque solo hay dos formas de jugar al fútbol: o bien o mal», señala el entrenador y colaborador de El Norte, «y de lo que se trata es de convencer al jugador de que el partido no va a ser un entrenamiento de los jueves y que va a haber contacto».

Las palabras sinceras de Roberto Soldado, delantero del Granada, son un buen testimonio. «Volver al campo con la grada vacía va a ser muy difícil para todos por muy preparados que queramos llegar. Nadie va a estar preparado para enfrentarse a eso», ha asegurado en los últimos días.

Mentalización

¿Cómo se prepara al jugador para un escenario desconocido?

El choque emocional al que se va a enfrentar el jugador es tan incierto que las fórmulas para atacar esta situación son muy volubles. Yepes opta por echar la vista atrás. «Hay que decir al jugador que todos salen en las mismas condiciones y que si eran mejores con público, tendrán que serlo también sin él. Los jugadores son los mismos», sostiene, animando al jugador a no cambiar sus hábitos para que la cabeza recuerde los mismos hábitos de concentración.

En este sentido, los jugadores podrían tener una ayuda a través de ciertos estímulos artificiales que baraja la liga para implementar en los estadios. Recursos que pasan por el uso de la megafonía para reproducir sonidos de ambiente y el despliegue de ilustraciones para vestir la estampa de un campo vacío. En este caso también se plantea la recreación de público virtual en la pantalla de televisión dentro de una batería de opciones que incluye la reproducción de los himnos o el murmullo típico en las jugadas a balón parado.

Aficionados del Borussia Mönchengladbach han dejado sus fotos en sus asientos para acompañar al equipo. Reuters

La mayoría de los clubes ya han recibido ofertas de proveedores tecnológicos y estudian alternativas para hacer más llevaderos los partidos de casa, tanto para jugadores como para aficionados. Activar aplausos, silbidos, cánticos o celebraciones de gol estará permitido con el fin de evitar un espectáculo descafeinado e insulso como el que ejemplificó el Eibar-Real Sociedad del pasado 10 de marzo.

Jugar sin la presión de la grada

¿Puede beneficiar más a unos equipos que a otros?

A nadie escapa que igual que hay estadios que aprietan más que otros, también hay jugadores que reaccionan de forma desigual en función de la presión ambiental que haya en cada momento. Este debate también ha llegado a los banquillos en las últimas horas. «El público influye, vaya si influye», reconoce el técnico del Leganés Javier Aguirre, primer rival del Real Valladolid en la reanudación del campeonato. «Cuando te metes en Pamplona –el mexicano dirigió a Osasuna– y la gente te comienza a apretar es la hostia, siempre te presionan», reconoce. En este sentido, y a pesar de haber mejorado en esta temporada, los partidos en Zorrilla fueron asignatura pendiente para el equipo de Sergio en su primer año de regreso a Primera.

También Óscar García Junyent, técnico del primer equipo que visitará Zorrilla en junio, reconoce la influencia del público. «Con tu afición siempre eres más fuerte, pero incluso para el de fuera. Para la gente que lo ve por televisión, pierde mucho, pierde la esencia de lo que es el fútbol y para quién es», asegura el preparador del Celta, ahora mismo un punto por encima de la zona de descenso.

«Es muy diferente y una pena porque lo grande del fútbol es la pasión, el ambiente que se vive con los aficionados»

imanol alguacil, técnico de la real sociedad

«Por muy preparados que queramos llegar va a ser muy difícil volver con la grada vacía. Nadie está preparado para eso»

roberto soldado, jugador del granada Cf

La respuesta del jugador a la falta de presión desde la grada es otro de los factores a añadir en esta nueva normalidad que nos presenta el fútbol a partir de junio. «Claro que influye, yo lo he vivido», apunta Javier Yepes, convencido de que los primeros partidos darán para un estudio sociológico. «Siempre ha habido jugadores de jueves y jugadores de domingo. Los que se atrevían en los entrenamientos y cuando llegaba el domingo les podía el miedo escénico, y aquellos que solo respondían bajo presión». Bajo esta premisa, habrá futbolistas que exploten sin la lupa y la atenta mirada del espectador y otros tantos que se diluirán sin un grito que le active.

«Hay que tener en cuenta un último factor», expone Yepes en referencia al televisivo. «El jugador sabe que va a haber mil ojos al otro lado de la pantalla y que se le va a juzgar y va a ser más observado incluso que antes. Y unos tendrán contratos ya firmados y otros que se los tendrán que ganar en el campo», añade sobre la fuerza que tendrán las imágenes en plena época de fútbol clandestino. Esta época en la que los domingos son «tan melancólicos como un miércoles de ceniza después de la muerte del carnaval», que diría Eduardo Galeano.

Reuters

Ingresos comprometidos

La vuelta de los partidos a puerta cerrada comprometerá tanto los ingresos por abonos como los procedentes de la taquilla –uno de esos partidos pendientes va a llevar a Zorrilla al FC Barcelona–.

Ya son dos los meses que no se factura un solo euro pero todos los equipos han seguido cumpliendo con sus obligaciones de gasto. En el caso del Real Valladolid también se ha comprometido a devolver a sus abonados la parte proporcional de los partidos que no ha podido disfrutar en el estadio Zorrilla, lo que condicionará también su cuenta de resultados.

Para este curso tenía una previsión de ingresos en este capítulo de 3.7 millones de euros, lo que supone un 6,8% que le coloca como noveno club de Primera División que más genera y depende de estas cuotas después de batir todos los récords al sobrepasar los 22.000 abonados.

En un plano general, el presidente de LaLiga Javier Tebas ya ha anunciado que los clubes «no van a tener más remedio» que rebajar los sueldos de sus jugadores. «Olvidaos de fichajes como hasta ahora. Id pensando en canteranos y repescar cedidos», ha advertido en las últimas horas a los clubes, que ya se remangan después de haber disfrutado de un repunte de masa social traducido en cerca de 600.000 socios en Primera División –300.000 en Segunda– y antes del confinamiento.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Lo mejor y lo peor para el Real Valladolid de bailar sin música