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José Antonio Caro se está convirtiendo por momentos en uno de los jugadores estrella del mercado de verano. Más de la mitad de los equipos que ya tienen plaza en la Segunda División han contactado con el Real Valladolid bien para solicitar su cesión, bien ... para interesarse por las condiciones de un posible traspaso. Y el club está valorando en estos días que decisión tomar que sea mejor tanto para la entidad como para los intereses del futbolista.
Porque la situación es compleja. El cancerbero es traspasable, como casi cualquier jugador del plantel blanquivioleta, pero encontrar un portero en el mercado español no es una situación precisamente sencilla, y hay una parte de la Dirección Deportiva que piensa que el de Huelva puede terminar por apretar las teclas a Masip y elevar el nivel de competencia en el marco pucelano. Y si no hay seguridad, no habrá sustitución que valga.
Los rumores no contrastados hablan de que están en la agenda arqueros como Moyà –queda libre pero la Real Sociedad quiere que continúe y le paga más que los pucelanos–; o Sergio Rico, con una ficha muy elevada para la disponibilidad salarial. Otras opciones de las que se ha hablado como Adán o Tomeu Nadal, no se consideran factibles por causas diversas en estos momentos.
Caro tiene contrato hasta el 30 de junio de 2021 con el Pucela, y está extraordinariamente valorado en la categoría de plata. Pese a que muchos aficionados le han puesto la cruz por su actuación ante el Atlético de Madrid en el Wanda y en Ipurua ante el Eibar, lo cierto es que los directores deportivos valoran muchísimo el rendimiento que el de La Palma del Condado dio en la Ponferradina. Y, al igual que el Valladolid, ven en él un jugador de muy alto potencial con un grandísimo margen de mejora. Mejora que solo puede producirse si juega, claro.
De hecho, el mayor interés de los equipos se produjo a partir de que se consolidara en la titularidad en la Ponferradina. Con su participación los bercianos se convirtieron en uno de los equipos más sólidos y durante gran parte de la competición coquetearon con los puestos de acceso al 'play off'.
Caro destacó en el filial del Sevilla en el año en que los jóvenes andaluces acabaron descendiendo, pero ya entonces mostró lo que eran sus mayores cualidades: elasticidad, dominio del uno contra uno y un excelente juego de pie tanto en el golpeo corto como largo. Un aspecto que explotó con asiduidad en el Toralín: sus balones profundos hacia Yuri facilitaban el control del brasileño, que descargaba para permitir la llegada de la segunda línea.
Esa misma idea pudo verse en los encuentros que disputó con el Real Valladolid, ya que cuando el equipo no encontraba salida, su precisión en el desplazamiento largo hacia Ünal o Guardiola facilitaba que se superaran las líneas de presión.
Su mayor defecto, por ahora, se encuentra en los balones aéreos, en especial los que llegan cruzados y con rosca; algo muy habitual en los porteros actuales, a los que los erráticos movimientos del balón por el aire suelen crearles problemas. Pero cuando ha tenido continuidad ha mejorado sensiblemente en ese aspecto del juego. Porque como señalan desde la Dirección Deportiva, Caro es de esos porteros que mejora en el dominio del espacio conforme acumula minutos, pero si deja de jugar le cuesta recuperar las referencias cuando vuelve a ser titular.
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