Mario Martín, un 'todocampista' de la Fábrica para el Real Valladolid

Templado en el control, acertado en el envío en largo y riguroso a la hora de interpretar movimientos rivales para anticiparse en defensa, Mario Martín es un centrocampista con facilidad para interceptar y anticiparse a los rivales en defensa mediante el posicionamiento, entender y coordinar la jugada en creación y acertar en la dirección del ataque. Un todo en uno que desde la sala de máquinas pretenderá mejorar todo lo que tiene alrededor.

Uno de esos jugadores que pueden llegar a ser invisibles, de los que logran brillar sin estridencias y cuya labor va más allá de lo tangible. La elección de un mediocentro de las características de Mario Martín no puede encajar mejor con el plan que parece tener en la cabeza Paulo Pezzolano. Viendo el primer duelo liguero, en el que las bandas tienen una importancia capital y que no perder el centro del campo es una tarea ineludible para el equilibrio del equipo, el canterano merengue puede ser básico para encajar en el rol.

El mercado de agosto va despacio, pero esta cesión suma a la plantilla uno de los elementos que puede llegar a ser clave para la estructura básica de juego del Pucela en la nueva campaña. Con un par de centímetros por debajo del metro ochenta y con habilidad para distribuir el balón con tino desde el eje de la medular, Mario Martín es el mediocentro elegido para el Valladolid de Pezzolano.

Un rol complejo, necesario y que tendrá que ganarse a sabiendas de que, hasta ahora, la competencia le permite poder tener una gran oportunidad para disfrutar de la titularidad. Ocupado en el primer duelo ante el Espanyol por Eray Cömert, replicando lo que se vio en la última parte de la 23/24 con Oliveira, el Valladolid parecía poder necesitar un refuerzo de garantías en la zona del pivote, que ahora toma forma con el canterano madridista, en quien, a pesar de su inexperiencia, parece haber depositadas muchas esperanzas. Tras la llegada de Karl Jakob Hein, otro joven con futuro llega a Valladolid en condiciones parecidas a las del arquero, en una nueva apuesta por juventud y talento.

La frivolidad está fuera del abanico de recursos de un mediocentro de los que imponen cómo, por dónde y cuándo acelerar o frenar el tempo del partido, gestionando el esférico como quien gestiona su sueldo cada mes. Un especialista para encontrar espacios a aprovechar por los extremos mediante balones largos y, a la vez, ocuparse de mantener la calma y el equilibrio, vigilando su posición en el eje central, algo vital para lo que caracteriza por el momento el ideario del 'staff' blanquivioleta.

Decir que era el ojito derecho de la cantera madridista quizá es excesivo, pero sí se comenta que es uno de los mejor valorados por allí. Tras formarse en equipos como el Sonseca, el Toledo o el Odelot, su incorporación al Real Madrid con apenas 12 años muestra que la apuesta era clara. Su escalada en inferiores le llevó a estar a las órdenes de Raúl González Blanco en la 21/22, donde formó parte de un equipo repleto de jugadores que hoy están en LaLiga, como Miguel Gutiérrez, Peter Federico o el propio Latasa, con el que este año compartirá vestuario de nuevo.

Su 23/24 fue llamativa. Más de 2200 minutos con el Castilla, destacando como uno de los líderes del equipo, junto a promesas como Nico Paz o Álvaro Rodríguez, y convocado por Ancelotti en un total de doce partidos (de Liga, Copa, Supercopa y Champions League). Pudo sumar, además, minutos en cuatro de ellos, ante la Arandina en Copa del Rey y ante Alavés y Villarreal en los últimos estertores del campeonato liguero. El salto es enorme, claro está. De un escenario en 1ª RFEF con el filial madridista hasta LaLiga para jugar en el Real Valladolid. Aunque cae por su propio peso que es aún un jugador por hacer en la élite, parece preparado para dar el salto ya que los mecanismos del jugador manchego son, cuanto menos, sorprendentes.

Dotes competitivas, calidad técnica destacable y un entendimiento del fútbol que le sitúa entre los elegidos de la cantera del Madrid, Mario Martín destaca por ese brillo sin ostentosidades. Razones de sobra para entender que su llegada puede ser un soplo de aire fresco para defender un rol nada sencillo. De los que suelen necesitar especialistas. En medio de las dudas razonables sobre el salto que dará el canterano madridista a LaLiga a bordo del Real Valladolid, el currículum del muchacho parece querer engrosarse con la blanquivioleta. Un capítulo más de esa osadía tan típica de los grandes jugadores que, no sólo quieren grandes retos para seguir creciendo, sino que, por alguna razón, los necesitan.