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Maradona, ante Minguela y Moré, en febrero de 1984 en el Camp Nou EFE
Maradona contra el Real Valladolid, visto a ras de césped

Maradona contra el Real Valladolid, visto a ras de césped

Historia ·

Cuatro exfutbolistas del club blanquivioleta que se midieron al fallecido astro argentino en el Camp Nou recuerdan las impresiones que tuvieron al jugar contra él

Arturo Posada

Valladolid

Lunes, 30 de noviembre 2020, 07:53

Diego Armando Maradona, deidad inmortal del fútbol, el eterno 10, hizo del Real Valladolid una de sus víctimas propiciatorias en los dos partidos que jugó contra el equipo blanquivioleta en las campañas 1982-1983 y 1983-1984.

En aquellas dos goleadas del FCBarcelona en el Camp Nou (3-0, 5-0), el 'Pelusa' dejó su impronta con tres tantos y una sensación de superioridad que impresionó sobremanera a los jugadores del Pucela.

Hoy, con el paso de las décadas y tras la sentida muerte del astro argentino, sus diabluras sobre el verde vuelven en bucle a la memoria de sus rivales de antaño.

«Jugabas contra un dios», rememora Jorge Alonso. «Enfrentarse a Maradona era todo. Han pasado los años, pero siempre podré decir que estuve en el mismo césped que él. Era algo extraordinario. Supongo que enfrentarse ahora a Messi también será algo especial, pero creo que entonces Maradona sobresalía aún más por encima de todos», considera el autor del primer gol en el Nuevo Zorrilla.

Para Pepe Moré, otra leyenda viva del Real Valladolid, los partidos contra el Barça de Maradona llegaban cargados de grandes dosis de «expectación».

«Maradona imponía mucho... No ciertamente por su estatura, pero sí por su fuerza y por su gran habilidad con el balón. Creo recordar que el primer gol que nos marcó fue de penalti. Era realmente impresionante verlo jugar porque era capaz de hacer cualquier cosa. Siempre se mostraba valiente, en una época en la que se hacían entradas muy duras. Nunca se quejaba... y podía haberlo hecho. Era un tío valiente en todos los aspectos. Afrontaba aquellas entradas como algo habitual en el fútbol. Sí, aquí el juego era muy duro, pero imagínate cómo era entonces en Argentina...», desliza Moré, todo un icono en la historia del Real Valladolid, que jugó íntegros los dos partidos ante el Barça de Maradona.

Luis Mariano Minguela evoca lo que sucedió en el choque de la campaña 1982-1983, cuando Felipe Mesones encomendó a Pepín encargarse del marcaje individual a Maradona.

«La verdad es que Pepín no podía con él. Maradona era como un torbellino, como los coches que se ponen de cero a cien en tres segundos. En cuanto arrancaba, ya resultaba imposible pararlo. Siempre llevaba el balón pegado al pie y resultaba muy difícil quitárselo».

El recuerdo a Maradona en el estadio José Zorrilla, antes del partido del pasado viernes R. García-Efe

Diego Armando Maradona apuntó tiempo después que el marcaje de Pepín fue uno de los mejores que le habían hecho, aunque entre los integrantes de la plantilla blanquivioleta siempre quedó flotando la incógnita de si lo había dicho en serio... «Cuando los compañeros nos juntamos y lo comentamos siempre nos preguntamos lo mismo. Maradona jugó muy bien y no sé si lo dijo de verdad o no...», apunta Jorge.

Pepe Moré recuerda aquellas declaraciones y recalca que Pepín «era un jugador que no daba una patada a nadie».

«Se trataba de un futbolista muy fino, delgadito. Estuvo encima de él, pero Maradona no sufrió ni una de las patadas que solía recibir en los partidos. ¡Se debió extrañar de no recibir ningún golpe!», ríe Moré. «Quizá pensaba que iba a sufrir duras entradas con lo que hacía en el campo y, al ver que se trataba de entradas normales y corrientes, sin ninguna violencia, acabó sorprendido», añade.

Luis Mariano Minguela rememora también las virtudes defensoras de Pepín, cuyo verdadero nombre es José Calzado Ferrer.

«El pobre Pepín hizo lo que pudo. No era un jugador de dar patadas, pero sí era muy constante y estaba siempre encima, uno de esos futbolistas pesados que se te pegan y no se quitan... Así era Pepín. Pero, claro, cada vez que Maradona tenía el balón y arrancaba resultaba ya muy difícil controlarle...».

En la crónica de aquel partido en El Norte, Javier González escribió que «Pepín no pudo en muchos momentos con Maradona» y también subrayó que el primer gol, obra de Marcos Alonso, llegó después de un centro de la estrella argentina tras irse «muy bien» de Pepín en el primer minuto del choque.

Los marcajes de la época a un jugador de la talla de Diego Armando Maradona eran individuales y, salvo en el caso de Pepín, pródigos en faltas de gran dureza.

«Imagínate a Messi ahora con un hombre encima todos los partidos y dándole patadas constantemente. Creo que Messi no lo aguantaría, pero Maradona sí. Por eso creo que es el mejor: Messi no podría jugar igual con un marcaje individual los 90 minutos todos los partidos del año», subraya Jorge Alonso.

La salvaje entrada de Andoni Goikoetxea, en septiembre de 1983, con los tacos directos al tobillo izquierdo de Maradona en un Athletic-Fútbol Club Barcelona formó parte desde el mismo momento en que se produjo de la historia de la infamia futbolística. Aún hoy, tras la muerte del astro argentino, corren ríos de tinta sobre aquella acción escalofriante que pudo acabar con la carrera de Maradona. Pero, en realidad, y como recuerda Pepe Moré, «solo era una de las muchas que recibía». «Aunque en este caso sí le produjo una lesión muy grave porque le pilló apoyado en el suelo».

El sonido del Camp Nou

Eusebio Sacristán guarda recuerdos muy vívidos del 5-0 contra el FCBarcelona de la campaña 1983-1984, en el que Maradona marcó dos goles (y le fue anulado otro por llevarse el balón con la mano... de Dios).

«Yo tenía 19 años y aquel era mi quinto partido en Primera División. Me impresionó el Camp Nou y el sonido de los goles. Cada vez que nos marcaban, resonaba el ambiente del público. Y, por supuesto, también Maradona me causó una impresión grande. Verle de cerca, las cosas que era capaz de hacer... Resultaba impresionante: jugadas espectaculares, goles, asistencias... No estuvo el suficiente tiempo en España como para haber tenido un impacto mayor, pero su paso, aunque corto, sí fue brillante».

La misma impresión la corrobora Minguela, quien recuerda que las lesiones y la enfermedad que padeció (entonces se habló de una hepatitis, aunque con los años se apuntó a una enfermedad venérea) no le permitieron «triunfar mucho» durante los dos años que estuvo en el Barcelona. «Sin embargo, cuando aparecía en el campo todos nos dábamos cuenta de que el tío era un auténtico 'crack'».

Jorge Alonso destaca el respeto que generaba. «Era el líder que todos habríamos querido tener. Todos le seguiríamos si fuésemos compañeros suyos porque siempre era el primero en tirar del carro».

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