Consulta la portada de El Norte de Castilla
Los dos equipos antes de fusionarse. Arriba, el de la UD Luises con su uniforme blanquiazul; abajo, el del CD Español en el campo de la Sociedad Taurina. Fotos: Archivo J. M. O.
La Vista Atrás

Los Luises y el Español, historia de una rivalidad

De distinta ideología, ambos clubes fueron enemigos hasta que fundaron el Real Valladolid

José Miguel Ortega

Viernes, 12 de enero 2024, 13:06

Hasta los años 20 del siglo pasado, el fútbol vallisoletano había estado disperso y desorganizado. Equipos que aparecían en primavera y desaparecían en otoño, estudiantes vascos que desafiaban a los vallisoletanos, partidos más o menos amistosos entre la Academia de Caballería y otros Regimientos de ... la Plaza.

Publicidad

Los seminaristas de los colegios de Ingleses y Escoceses jugaban en sus fincas de la capital y en las de Viana y Boecillo durante las vacaciones veraniegas. Los británicos eran los más duchos y los más temidos, sobre todo los ingleses, en el incipiente foot-ball vallisoletano de entonces.

Y así hasta que el 28 de octubre de 1922 se fundó en los salones de la Congragación de Luises y Kotskas el primer gran equipo vallisoletano: la Unión Deportiva Luises, cuyo primer presidente, Ernesto Ortiz de Urbina, anunció a los pocos días que habían alquilado el campo de la Sociedad Taurina para disputar sus partidos. El de la presentación ante su público tuvo lugar el 12 de diciembre de 1922, saldado con un brillante 2-0 frente al Colegio de los Ingleses.

A rebufo de los Luises aparecieron otros equipos, la S.D Ferroviaria y el Rubia, que en principio no parecían rivales serios. No obstante, en reuniones discretas se estaba gestando el que iba a ser el gran adversario del conjunto luisista: el C.D. Español, fruto de la fusión de cuatro conjuntos modestos: la Española, el Rácing, el San Ildefonso y el María Cristina.

Publicidad

De pie, Gichi, Evaristo San Miguel, Foyaca, Irigoyen, Salvadores, Perico San Miguel, Pipi Pombo, Aparicio (entrenador). Sentados, David, Montalbán y Barbáchano.

El Español, presidido por Victoriano Vázquez de Prada, se había creado fundamentalmente para plantar cara a los Luises, tanto en el campo como fuera de él. Nacía una rivalidad que iba mucho más allá de lo estrictamente deportivo. Desde el punto de vista político, el de los Luises era un equipo profundamente católico y conservador, o sea de derechas. El Español, en cambio, era liberal y de izquierdas con dirigentes afiliados a partidos de índole republicana y socialista.

Y a partir de ahí, las diferencias empezaron a marcarse en los uniformes. Camiseta arlequinada blanquiazul en los Luises (que varió después a rayas verticales con los mismos colores) y roja con pantalón blanco para los españolistas.

Publicidad

Los Luises, que pronto cambiarían su denominación a Real Unión Deportiva, jugaban en un campo alquilado, el de la Sociedad Taurina, mientras que el Español se gastó 56.000 pesetas en la compra de unos terrenos frente a la iglesia del barrio de La Victoria, para construir un flamante estadio con tribuna cubierta, pistas de atletismo y de tenis, campo de tiro y bolera.

De izquierda a derecha, Pedro Ontañón (Entrenador), Gichi, Jiménez, Stampa, Moreno, García, Ontañón, Araoz, Calvo, Vaquero, Mújica y Dalmases.

El 26 de septiembre de 1924 el campo del Español se inauguró a lo grande, con el primer partido internacional celebrado el Valladolid, frente al Morawska Slavia de Brno, que se saldó en favor de los checos por un contundente 6-2. En cambio, la Real Unión Deportiva tardó tres años en medir sus fuerzas con un equipo extranjero, el Colo-Colo, campeón chileno que curiosamente acabó con la derrota local por el mismo tanteo, 6-2. Al día siguiente se jugó otro partido que resultó más equilibrado, aunque marcado por la tragedia de la muerte del capitán visitante, David Arellano.

Publicidad

La Real Unión Deportiva, ya desvinculada de la Congregación de los jesuitas, tuvo su primera sede social en el piso principal de la calle de la Victoria nº 4, encima del Café Valladolid, en una acera ocupada por tres de los más prestigiosos establecimientos del gremio: el café Español, el Círculo de Recreo y el café Suizo.

El C.D. Español también tuvo su primer domicilio en otro café y además a menos de un centenar de metros del de su rival, en el café-bar Aurita, que estaba en la Acera de San Francisco nº 24, entre el teatro Zorrilla y el café del Norte. Si los otros están en una calle importante como la del Duque de la Victoria, nosotros estamos en la mismísima Plaza Mayor, enfrente del Ayuntamiento, presumían los españolistas.

Publicidad

Los seguidores de uno y otro equipo solían acudir a los cafés respectivos y como estaban más bien cercanos, solían cambiar impresiones y…bofetadas en la Acera de San Francisco, que era el paseo predilecto de los vallisoletanos en aquellos años de antes de la Guerra.

Para evitar más encontronazos, los directivos españolistas decidieron en 1927 trasladar su sede a uno de los reservados del emblemático Royalty, el más moderno y elegante de los cafés de la ciudad, que tenía orquesta en directo y además estaba en la calle de Santiago.

Noticia Patrocinada

La Real Unión Deportiva presumía del título de 'Real' que Alfonso XIII le había concedido a través de su presidente Guillermo Gil de Reboleño, pero el Español, que tenía muy poco de monárquico, no solo no envidaba a su rival sino que hacia ostentación de su postura liberal.

En el plano puramente deportivo unas veces ganaban los blanquiazules y otras lo rojos, pero siempre con calor en las gradas tanto del campo de La Victoria como en las del de la Sociedad Taurina. Cuando en 1923 se fundó la Federación de Fútbol de Castilla y León y comenzaron a disputarse los campeonatos regionales, el Español ganó el de 1925 y la Real Unión el de 1927, colándose como tercero en discordia la Cultural Leonesa, campeón en 1926 y 1928.

Publicidad

Fue entonces cuando en los periódicos empezaron a publicarse opiniones de aficionados de prestigio que se mostraban partidarios de superar viejas rencillas y unir fuerzas para crear un equipo más fuerte para representar dignamente a la ciudad en el campeonato de Liga que también empezaba a perfilarse.

Y así, el 20 de junio de 1928 se decidió la fusión de ambos clubes para dar paso al Real Valladolid Deportivo, presidido por un hombre aséptico, don Pedro Zuloaga, con una directiva y una plantilla formadas con elementos procedentes de los hasta entonces enemigos irreconciliables.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad