![Mazziotti, el pacificador](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/05/07/bruno-kl1E-U22045728199Mn-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Imagine que nadie le da el alto y consigue asomarse un día de estos por los Anexos. Imagine ahora que atraviesa las alambradas silbando el himno y, gabardina en ristre, asiste impávido al desfile de asesores de Pezzolano. Primero el de los datos, poco después ... el de los córners, luego el de la estrategia, el que indaga en la vida de los rivales, el del papeo, el medidor de esfuerzos, el que vigila al medidor de esfuerzos y, por último, ese que no acostumbra a acertar cuándo va a saltar la próxima lesión muscular.
No, no quiero que pongas el foco en ninguno de ellos. Mejor pasapalabra y quédate con el señor que camina por allí todas las mañanas con gesto serio, cara de bonachón y cuerpo de pilier encargado desde hace dos meses de fiscalizar todos y cada uno de los movimientos del técnico del Real Valladolid. Es posible que pase inadvertido a tus ojos porque está pero no está. Aunque hace dos años gritaba más que el propio Pacheta a pie de campo, en esta ocasión el rol que se le ha encomendado es más bien silencioso. De perfil bajo. De ejercer de sombra.
- «No conviene añadir más ruido al ruido», debió pensar Ronaldo mientras regateaba a Pedro Lourenço.
Era febrero, y Bruno Mazziotti soportaba 28 grados a la sombra en Brasil cuando recibió la llamada.
- ¡Houston!, ¿recuerdas el camino a Valladolid? Pues cógete el primer vuelo que tenemos incendio... ¡Ah, y olvídate de la preparación física! Esparadrapo, mete esparadrapo en la maleta.
Dicho y hecho. El nuevo gerente global de fútbol del Real Valladolid aterrizó, se entrevistó con El Norte, y a continuación se arremangó para bajar al barro. Mitad bombero, mitad vigilante jurado, se ha afanado en poco tiempo para tapar la boca al técnico, cambiar radicalmente sus mensajes, y focalizar su trabajo única y exclusivamente en una sola dirección: el rectángulo de juego.
Dos meses y diez partidos han pasado desde aquella conversación, y el Valladolid ha ganado 7 partidos, empatado uno y perdido dos. No, no digo que haya causa directa, pero sí que no es casualidad que la llegada de Mazziotti haya rebajado la tensión y el ambiente/convivencia generado en el estadio sea ahora mucho más respirable.
«Sé lo importante que fue el apoyo de la gente dentro de la cancha cuando logramos el último ascenso, y eso te garantiza generar emociones buenas. Los jugadores se contaminan con buenos sentimientos, y el entrenador también», apuntó a este diario poco antes de enfundarse el chándal.
Sí, ya sé que Mazziotti no ha marcado ni se ha reencarnado en Tárrega en este tiempo para mantener la portería a cero, pero muchas veces nos afanamos en buscarle tres pies al gato y retorcer la estadística para encontrar en los datos un argumento que explique lo inexplicable, y en ocasiones el fútbol es mucho más sencillo que todo lo que pueda contarnos el Big Data.
Se demandaba un click, alguien que le diera al interruptor, y el pacificador lo ha conseguido.
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