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¿Nos fiamos o seguimos bailando la yenka?

«A día de hoy el Real Valladolid es tan fiable como un programa electoral. Y su entrenador más dudoso que un trilero. El sábado nos enseñó la bolita y mañana perfectamente nos la puede esconder otras tres semanas»

Domingo, 10 de marzo 2024, 20:15

Pocos aficionados debe haber en la Segunda más desconcertados, también más remolones, que los de nuestro Pucela. No apetece últimamente subir a Zorrilla, ni siquiera ... aun sabiendo que tu rival va al matadero y vas a celebrar una victoria sí o sí. Ha llegado un momento de la temporada en la que las derrotas son decepciones y las victorias, desencantos. Tanto hemos interiorizado que el entrenador que se sienta ahí abajo es el que nos mandó a Segunda, que ya puede acertar con la alineación, esquema y planteamiento que hasta que no haga las maletas no volveremos a ver una sonrisa en el estadio.

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Esa querencia que tiene Pezzolano a los bandazos y su equipo a bailar la yenka desde que comenzó la temporada tiene desubicado al personal, que ya no sabe a qué carta quedarse. Después de siete meses bailando de oído y muchos palos de ciego, la música quería sonar familiar el día de Oviedo, y el batacazo que vino después resultó tan sonoro que el triunfo de ayer llega con sordina. A día de hoy el Valladolid es tan fiable como un programa electoral. Y su entrenador más dudoso que un trilero. El sábado nos enseñó la bolita y mañana perfectamente nos la puede esconder otras tres semanas.

Pero como quiera que en el club se han lanzado a sus brazos y no hay dinero presupuestado para dilapidar tanto asesor, hay que cambiar el chip. Y como es nuestro trilero, hay que quererlo/odiarlo a partes iguales. Esta semana tocó ver la bolita, así que disfrutemos de ella y pensemos, por qué no, que el próximo domingo nos la volverá a enseñar en El Ferrol...

Tampoco la liga suena como en años anteriores ni el resto de candidatos baila de memoria como para pensar que el ascenso directo es una utopía a dos meses vista de terminar la competición.

Si dejamos los bandazos a un lado y nos ponemos a dar pasos adelante en lugar de a izquierda y derecha, quién sabe...

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