Alguna institución de tradición en lo suyo debería proponer a las pitonisas de moño apretado del parque del Retiro como precursoras del fenómeno de las 'fake news'. Sería un reconocimiento merecido para todas esas seudobrujas de tres al cuarto con batita de lunares blancos ... sobre fondo negro y ramitas de olivo como la que me asaltó junto a la estatua del Ángel Caído en mi última visita a mi pueblo en diciembre.

Publicidad

–¿Asinque de Valladolid? Mira que yo aquí veo –entornando los ojos y mirándome la palma de la mano izquierda como el que lee un prospecto– a Valladolid en tó lo arto.

–¿En lo alto de qué?

–En lo arto de lo arto, con Barcelona y Madrid.

Como la mujer no dio más detalles y como por aquel entonces aún no había razones para pensar en algo diferente a lo que de verdad importa, yo me hice la ilusión de que la cosa iba de fútbol. Y eso que aquello fue la mañana siguiente a la del 1-1 con el Valencia, en la jornada 18,cuando perdimos dos puntos en la última jugada del partido, en el que al menos rompimos una racha de 535 minutos sin ver puerta. No, no era fútbol lo que iba a llevarnos de la mano de las grandes potencias urbanas del suelo patrio. Este, el fútbol, al menos nos iba a dejar un regalo en forma de desagravio por parte del Pichu Cuéllar, que compensó su plantón en el arranque de temporada con una jugada, la del 0-1, que nos ponía en ruta hacia la victoria.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad