El Real Valladolid se alimenta en gran medida de la producción ofensiva de Monchu Rodríguez. Aunque se desempeñe como mediocentro, el futbolista balear resulta clave en las acciones en las áreas rivales, donde prueba con frecuencia su gran golpeo. Pezzolano le quiere cerca del gol ... y Monchu aprovecha sus oportunidades como un depredador inesperado.
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El tanto que abrió el camino de la victoria ante el Tenerife llevó su sello inconfundible. Monchu vio cómo su compañero Mamadou Sylla sacó rápidamente una falta en la zona de tres cuartos, con un pase a Iván Sánchez, que prolongó para la subida de Luis Pérez. El centro del lateral buscó a Sylla, que saltó sin éxito antes de que Aitor Buñuel despejara la pelota. El balón le cayó a Monchu, que esperaba la segunda jugada en el balcón del área. Con temple de veterano, el centrocampista se acomodó el esférico y lo mandó con una espiral junto al palo derecho de Juan Soriano, mientras Sylla, tendido en el suelo, se apartaba del remate para evitar el fuera de juego. El VAR entendió que el senegalés no interfería en la jugada. El 1-0 allanó el triunfo del Pucela, rubricado con el 2-0 en el minuto 91, obra de Lucas Rosa.
Monchu es un líder ofensivo en el Real Valladolid como lo demuestran los datos. Para empezar, ese gol brillante le coloca ya como segundo máximo anotador del Pucela este curso, con tres tantos, sólo uno por detrás de Sylla. Los números confirman también que las dianas no son fruto del azar porque el mediocentro ondea con frecuencia la bandera atacante del Pucela.
Monchu promedia 2,4 tiros por partido, sólo dos décimas menos que Sylla (2,6), el único delantero centro sano actualmente en la plantilla profesional, ya que Marcos André permanecerá de baja entre tres y cuatro meses. Esta situación obliga a encontrar goles por otras vías y aquí cobra aún más importancia la versión finalizadora de Monchu, que aparece como el décimo futbolista de Segunda División que más remates intenta con esos 2,4 tiros de promedio (el líder en esta categoría es el exblanquivioleta Javier Ontiveros, del Villarreal B, con 4,3).
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Monchu tiene un guante en la pierna derecha, como demostró con el inolvidable gol olímpico que marcó al Burgos CF en la octava jornada, todo un prodigio de golpeo desde el córner, con el balón ejecutando una comba diabólica antes de colarse como un obús. Con la derecha también controló y cañoneó al Tenerife el pasado sábado en Zorrilla. Sin embargo, sus habilidades goleadoras van más allá y ya confirmó en la primera jornada ante el Sporting que sabe cómo colarse en una zaga y marcar de cabeza, con un preciso giro de cuello.
Con un testarazo marcó también uno de sus tres dianas el año pasado en Primera: fue ante el Mallorca (3-3) en el estreno de Pezzolano en el banquillo blanquivioleta. Y, si de misiles hablamos,cómo olvidar el tremendo golazo desde fuera del área que permitió ganar al Girona en Montilivi... O el parabólico que logró el curso anterior, en Segunda, ante el Alcorcón en Santo Domingo. Y, como se las sabe todas, debemos recordar también el tanto de falta lateral ante la Ponferradina en Zorrilla cuando acababa de saltar al campo, un gol de pillo con talento...
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Monchu ha igualado ya sus mejores registros como realizador en categoría profesional (tres goles en Primera con el Real Valladolid; tres tantos en Segunda con el Girona). Y aún le queda mucha Liga Hypermotion por delante para seguir firmando obras de arte con la elástica blanquivioleta.
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