Si ha experimentado alguna vez el reto que supone afrontar una maratón, sabrá de qué le hablo. La pared, el inquietante pavor a que llegue el hombre del mazo y derrumbe su ferviente ilusión de cruzar la meta, exhausto pero orgulloso y aliviado. Aparece sin ... avisar, pero suele darse una vuelta por la anatomía de los corredores a partir del kilómetro 32. La clave reside en haber hecho los deberes antes de tomar la salida y manejar el ritmo para que el cerebro y las piernas no se queden sin gasolina prematuramente. Si no domina los tiempos, es posible que se lleve un sartenazo antes de entrar en los cinco últimos kilómetros.
El Real Valladolid ha superado con vigor los dos primeros episodios, pero no debe olvidar la pared. La travesía acaba de comenzar y haría muy mal si se enreda en el regocijo de verse en una zona que no le corresponde. Las asignaturas están pendientes del aprobado, tanto en el césped como en los despachos. El centro del campo está incompleto. Las prestaciones de los futbolistas de Sergio en los dos primeros envites han sido más que notables, sobre todo en lo referente a la actitud y el compromiso, pero llegarán los momentos de obturación y el cuadro castellano tiene que estar preparado para afrontarlos con solvencia antes de que el mazo le estampe contra la lona. Por eso, debe mantener la humildad y darle brillo al pico y la pala.
El Pucela es un equipo de currantes, un grupo de amigos que creen sin fisuras en su patrón y entregan hasta el último gramo de energía para conseguir el objetivo. Los pupilos de Sergio ejecutan los movimientos de memoria y son un bloque difícil de agrietar. Hasta ahí, el técnico ha conseguido mejorar la sincronía y el empaque de su dibujo, pero falta un puntito más de ambición para que el gran inicio no se convierta en un espejismo. Guardiola marca, lo que representa un tesoro, y Waldo ha demostrado que su velocidad aporta mucho más al equipo que la rigidez del doble lateral. Toni aguarda su momento y Plano aparece por donde menos se le espera. Cuando Sandro esté recuperado, la vanguardia será más competitiva y veloz. San Emeterio ha irrumpido con fuerza en el eje del equipo. Son señales que apuntan en la buena dirección, pero el kilómetro 32 siempre estará ahí. Y si el Real Valladolid quiere esquivar la contundencia del martillazo, debe rematar la plantilla y no conformarse con cuatro puntos que, a priori, no esperaba. Si guarda la clasificación en el cajón, lo tendrá más fácil para viajar a Valencia como si hubiera perdido los dos primeros encuentros. El curso es molto longo. PD. Ojo con las lesiones musculares, que siguen de moda.
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