El nombre de Kike Pérez empieza a sonar en los comentarios de los expertos. Su actuación ante el Barcelona la pasada temporada y su exhibición en Getafe el pasado sábado llaman la atención. Comentaristas como Alberto Endjogo dijeron de él que es un lingote de ... oro y que fue dejando surco en el campo madrileño. Pero al toledano los elogios no le debilitan y mantiene el perfil humilde y trabajador con el que ha llegado, de momento, a Primera División.
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Esa humildad se le nota en respuestas como que se ve «más de de medio centro que de media punta, aunque estoy agusto y cómodo en cualquiera de las dos posiciones», pero dicho de tal manera que casi pareciera que pide perdón por pensar diferente a como le considera posicionalmente Sergio. En el fondo, como a todos los futbolistas que emergen, lo que quiere es jugar, aunque sea consciente de que «la competencia es muy fuerte y de que para jugar más minutos tengo que aprovechar el momento». Ni siquiera portar el dorsal 8 por decisión directa del míster le ha hecho perder esa visión de tranquilidad y pausa que se descuelga de sus palabras.
Kike es de los que piensa que el Real Valladolid ni era malo antaño ni es tan bueno hogaño, y se limita a caer en el tópico de la «buena dinámica», de la que el partido contra el Getafe es el último ejemplo. Un encuentro en el que Sergio introdujo modificaciones de jugadores y de dibujo porque entendía que las características del rival lo requerían. Esa circunstancia, de sobra conocida y asimilada por el plantel, le hace al medio centro ser muy cauto. Mucho. «No sé con qué sistema jugaremos contra el Valencia. No hemos empezado a preparar el partido. Lo haremos este viernes. Así que tampoco sé si voy a ser titular o no». Y de nuevo, como quien no quiere la cosa, desliza un «si hay resultados mantener la dinámica es bueno», que puede interpretarse como 'si el 4-2-3-1 funcionó, sería bueno que siguiera ante el Valencia', para a renglón seguido insistir en que el partido no se ha preparado todavía por parte de la plantilla.
Lo cierto es que su suplencia y poco más de media hora de partido en Marbella -aunque es seguro que Sergio pensó cuando le dio entrada que no iba a producirse la prórroga-, auguran su titularidad ante el Valencia el domingo. Él prefiere no pensar en ello y responde más cómodo que los levantinos son un equipo top, pero que el Valladolid debe «aprovechar la confianza» que tiene en estos momentos en su juego.
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