Robert Kenedy vivía con la tribulación de no marcar goles. Desde que aterrizó en el Real Valladolid el curso pasado como fichaje de campanillas, el atacante brasileño ansiaba el momento de estrenarse como realizador con la camiseta del Pucela. Ese momento, largamente anhelado, llegó el ... pasado sábado en Santander con un doblete redentor que propulsó al Real Valladolid y tumbó al Racing en el tiempo añadido. Kenedy se convirtió en el héroe esperado después de algunos sinsabores personales y profesionales.
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Dentro del club blanquivioleta se ha mantenido sin fisuras la fe en su talento. Paulo Pezzolano, técnico blanquivioleta, se ha prodigado en elogios y gestos de cariño y complicidad hacia él durante toda la campaña. El abrazo que le dio tras el gol de Cédric que permitió ganar al Cartagena en la sexta jornada resultó paradigmático. Hace sólo una semana, antes de su explosión en Santander, un directivo del Real Valladolid comentó que Kenedy se liberaría de manera definitiva el día que marcase su primer gol con el Pucela y que, una vez descorchado ese tanto inicial, llegarían más sin solución de continuidad.
Así sucedió en El Sardinero. Kenedy salió desde el banquillo con ganas de armar el taco y solventar un partido que pareció torcerse justo cuando ingresó en el césped. El segundo gol de Juan Carlos Arana puso al Racing por delante en el minuto 69, pero el brasileño no tardó en eclosionar con gran brillantez. Moviéndose entre líneas, Kenedy recogió un pase de Stanko Juric, sorteó la entrada de Germán con un regate eléctrico y, antes de que llegase Sangalli a la ayuda, soltó un diabólico zurdazo que detuvo en seco los botes de la grada verdiblanca. Era el minuto 72 y Kenedy acababa de resucitar al Real Valladolid.
El clímax blanquivioleta llegó en el tiempo añadido. Pezzolano apretaba la mandíbula en la banda mientras Jokin Ezkieta ejecutaba un largo saque de portería. La pelota le cayó a Juric, que pespunteó un pase vertical hacia Sylla, acompañado en su carrera por Raúl Moro, al que sirvió el esférico en su internada hacia el área. Kenedy corría por detrás como un gamo y llegó libre de marca, justo para engatillar el envío atrás de Moro y rubricar el 2-3 final. Todos los tatuajes de su tren superior quedaron al descubierto en la celebración, con rezos de agradecimiento en portugués junto al cornijal. Como apuntó el perspicaz directivo, después del primer gol, llegó el segundo rápidamente.
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Robert Kenedy ha atravesado momentos complicados en el Real Valladolid. Las lesiones lastraron su trayectoria en Primera: inicialmente fue una hernia inguinal, que le obligó a pasar por el quirófano en octubre de 2022, intervención de la que no se recuperó plenamente hasta el mes de diciembre. Luego, en enero de 2023, llegó una rotura completa del tendón distal del bíceps femoral izquierdo. Reapareció en abril ante el Mallorca, justo en el estreno de Paulo Pezzolano en el banquillo. Al término de la competición, había disputado sólo 268 minutos de Liga repartidos en 12 partidos... sin anotar goles.
Un jugador de su calidad, fichado por el Chelsea en 2015 tras debutar con 17 años en la élite brasileña, parecía complicado de retener tras el descenso a Segunda y se gestó su cesión al Olympiakos griego. Kenedy viajó a El Pireo para firmar por una temporada, pero el club heleno rompió la operación de manera unilateral, alegando que no estaba apto físicamente para jugar al fútbol. La realidad es que Kenedy no fue ni siquiera sometido a exámenes de ningún tipo en Grecia y todo se debió a una guerra interna entre el presidente del club –reacio a la contratación de Kenedy– y la parcela deportiva –favorable a la llegada como cedido del brasileño–. Sin embargo, esa situación lamentable y que motivó una queja oficial del club blanquivioleta, sirvió para que Kenedy se quedase finalmente en el Real Valladolid con la idea de pelear por el ascenso y convertirse en uno de los jugadores de referencia de la categoría.
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Con su implicación en los entrenamientos y durante los partidos, Robert Kenedy Nunes do Nascimento empezó a devolver al Pucela la confianza depositada en él. Y en Santander destapó definitivamente el frasco de las esencias con dos goles memorables para inaugurar su cuenta personal como blanquivioleta. A Kenedy le ha costado abrir el grifo, pero la losa que pesaba sobre él ha quedado hecha añicos. Nadie tiene dudas de que, con el talento que atesora, protagonizará más partidos heroicos con la camiseta del Real Valladolid. Olympiakos se lo pierde.
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