Juric, un muro de dos alturas para el Real Valladolid

Aun sin errores que lamentar esta vez, ni leves ni groseros, el meta brasileño sigue sin hacer un partido redondo que espante fantasmas y le reporte una buena dosis de confianza. Mientras no demuestre lo contrario, sigue generando desconfianza y temor entre sus propios aficionados, y en ocasiones también entre sus propios compañeros.

Ha ganado en solidez atrás, pero aún necesita dar ese salto que tanto se echa en falta en su juego, y que tiene que ver con sus incorporaciones al ataque y centros laterales -algo que ya demostró saber hacer, y muy bien, en otra época-. No consigue levantar el balón para llevarlo al corazón del área.

Discreta actuación la del murciano, que no quiso arriesgar para no cometer errores que le penalizaran. Pareció jugar con el freno de mano echado y le faltó ser más incisivo en situaciones de ataque.

Pasito a pasito las piezas empiezan a encajar para Pezzolano, que ayer vio cómo una de sus principales preocupaciones en el arranque liguero empieza a asomar la cabeza y a reivindicar su calidad como central. Boyomo mejoró sus prestaciones y el equipo lo notó. Ahora necesita dar continuidad.

Todavía acusa ciertos pecados de juventud, caso de determinadas situaciones dentro del área en la defensa del delantero cuando está de espaldas, aunque en líneas generales su actuación fue aseada. Poco a poco va ganando en confianza.

Pudo redondear su actuación en un cara a cara con el portero que difícilmente se le volverá a presentar esta temporada, pero su partido fue óptimo mientras le duró el fuelle. Sigue cumpliendo a pies juntillas los deseos de su técnico de ocupar espacio en el centro del campo.

Da igual el sitio que ocupe en el campo. Su presencia se antoja imprescindible para dar pausa al equipo cuando la necesita y amenaza en banda cuando así se requiere. Sin fortuna de momento de cara a gol, es cuestión de tiempo que acabe celebrando con la grada.

La pide. Lo intenta. La vuelve a pedir. Lo vuelve a intentar. Al brasileño, desde luego, no se le puede reprochar que lo dé todo en cada acción. Otro tema es el último metro, ese que diferencia a los buenos de los muy buenos. Y ahí sigue pinchando por el momento el bautizado por el técnico como 'bestia'.

No abandona su papel de líder, echándose al equipo a la espada desde el primer minuto y por momentos convirtiéndose hasta el '9' de la plantilla. Suyas fueron dos de las ocasiones más claras del Valladolid, una fuera de lárea y otra de cabeza en el área pequeña.

Su juego de espaldas no es suficiente para un jugador que ejerce de '9' y que debe marcar diferencias en el área, no lejos de ella. Dentro no solo no marca sino que no llega siquiera a rematar. La titularidad de Marcos André está un paso más cerca.

El entrenador:

Acertó con la doble posición de Juric en el campo para desentrañar el nudo que tenía el equipo en la salida de balón. Ahora necesita entender que es un lujo no tener en el césped a jugadores tan desequilibrantes como Raúl Moro y Marcos André.

También jugaron:

Le puede salir mejor o peor, pero su amenaza es palpable cuando está en el campo.

No tuvo ningún balón para probar suerte.

Desde el 17 de septiembre de 2022 no marcaba en competición oficial (en un Valencia-Celta), demasiado tiempo para un delantero que vive y se alimenta del gol. El brasileño se quitó un buen peso de encima. Su golazo le avala a él y a una titularidad que pide a gritos.

Cumplió en banda izquierda sin complicarse la vida.

Apenas tuvo incidencia en el juego.