El agravio de la mano de Saúl en Zorrilla

Esta polémica se desató en Zorrilla con otra dichosa mano. La jugada tenía todos los componentes de esa amalgama de conceptos que como diría el profesor Yepes penaliza el movimiento natural de cualquier jugador. En este caso, Molina hace un mal despeje hacia atrás, Griezmann intenta peinarla sin conseguirlo y el balón toca en la mano extendida de Saúl que desvía la trayectoria de un balón que iba al corazón del área. La realidad es que la mano tiene incidencia en el juego y no se puede considerar que llegue al defensa de manera inesperada cuando está a ocho metros del mal despeje. La posición a pesar de ser baja esta despegada bien porque no le da tiempo a retirarla o hace tarde el movimiento.

Con estos ingredientes la tormenta no hacía más que comenzar. Acciones de las que te pueden llevar horas y como no se realice el debate de forma sana, te genera discusiones con amigos o incluso pelearte con el cuñado. Todas las opiniones son válidas, siempre que tengan un mínimo de respeto, pero al final la decisión realmente válida era la de Mateu. Que es de los pocos árbitros que ha entendido que las sanciones las tiene que tomar el árbitro que está en el campo y no dejarse llevar por la red de la sala VOR, que ha pasado a ser en muchos casos una losa.

La mano la apreció en el campo y entendió que no era motivo para penalti. Además, en un partido, donde hasta el técnico local reconocía la buena actuación del valenciano.

El desasosiego que produjo en la afición pucelana fue grande. Y más que por esta acción en concreto. Posiblemente, por el agravio comparativo de jugadas similares que penalizaron movimientos naturales de jugadores blanquivioletas (Javi Sánchez, Larin), con intervención del VAR. O en otros partidos donde por menos incidencia de una mano, el resultado final fue señalar penalti.

La temporada entra en su recta final y ya no hay margen para retoques. Por eso sería bueno no cambiar de caballo en mitad del río y acabar lo más dignamente posible, una de las temporadas más difíciles en clave arbitral.