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Marcos André se lamenta en uno de los goles anulados por fuera de juego. Rodrigo Jiménez
Gambeta larga

El vivo retrato de la agonía y la incapacidad

«El Real Valladolid mejora sus prestaciones, pero se da de bruces contra su falta de calidad. Contra once fue inferior y contra diez aplicó un dominio estéril»

Sábado, 1 de marzo 2025, 12:30

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La agonía de jugar a la desesperada

El Pucela afronta cada jugada como si fuera ganando 1-0 y el cronómetro diera sus últimas bocanadas. El problema aparece cuando el reloj aún ... está tierno y el encuentro reclama cordura y sosiego. A veces se confunde la tensión con el fútbol alocado, como pollo sin cabeza. Esto es fruto de la degeneración que vive la plantilla, donde a la garra de Anuar no le acompaña un metrónomo capaz de canalizar la energía, posar el balón sobre el verde y dibujar un patrón de juego reconocible, independientemente del rival que se asome al balcón de enfrente. Ante Las Palmas, esta precipitación se transformó en agonía e inoperancia para convertir únicamente un gol en los más de veinte intentos ejecutados. Esta huida hacia ninguna parte se reflejó en la salida temeraria de Hein antes del minuto 5. No fue penalti de milagro. Al Real Valladolid le hace falta un Álvaro Rubio en el centro del campo. El míster necesita encontrar su álter ego para que las próximas batallas destilen más seso que sinrazón.

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