A Paco le ha salido competencia en el refrán. Ya no es el único que luego viene con las rebajas. Es Domingo Catoira, que el lunes, en la presentación de Cocca, puso a toda la plantilla en el escaparate. 'For sale'. Conociendo su forma de ... negociar, a Boyomo me remito, estoy seguro de que no está dando lustre al envoltorio para captar la atención de los posibles compradores. Directamente, ha colocado dos cajones de saldos en la puerta y espera que llegue un intrépido interesado con el que negociar a la baja. Vendo barato. Disculpe mi atrevimiento, pero creo que el mensaje que espera la afición es que el club va a sacar a Kenedy, Machís, De la Hoz y compañía, no que también pueden salir los que marcan la diferencia para hacer hueco a otros, que vaya usted a saber cuándo firman y en qué momento terminan su proceso de adaptación. Con suerte, es posible que su mejor versión aparezca con el descenso consumado. Si llegan, claro.
Publicidad
A Catoira le indigna que el pueblo esté triste, porque su equipo cierra la tabla y no juega a nada, y que la hinchada clame contra su planificación deportiva. No soporta, y califica como una falta de respeto, que la plebe le recuerde que el Pucela, en una situación dramática, ha sufrido dos jornadas a cara de perro, contra rivales directos, sin entrenador. Sí, Domingo, sin entrenador. Faltar al respeto es otra cosa. Por mucho relato que le pongamos a los hechos, la realidad es distinta. Tal vez la primera falta de respeto nace de no confirmar a Álvaro Rubio como técnico del primer equipo hasta el final de temporada y encerrarle en el ring con un vestuario viciado por la decadencia de la era Pezzolano, mientras en los despachos se perpetraba un casting interminable para sustituir al interino. A lo mejor, no sé, no me haga mucho caso, la cosa va por ahí.
«El Real Valladolid marca sus propios tiempos y, en ese sentido, ni el ruido que pueda haber de forma externa nos hace variar la forma de trabajar». Catoira pronunció esta frase sin despeinarse. Con cierto tono altivo, incluso. Es decir, que lo primero son los procesos y después la necesidad. Que el equipo se encuentre al borde del desahucio deportivo, que la plantilla necesite un acicate para intentar el milagro y que en el resto del mundo las cosas se hagan de forma distinta (termina la etapa de un entrenador y se contrata automáticamente a otro) son aspectos irrelevantes. Lo importante es el ombligo. Es como si un cirujano llega tarde a salvar la vida de un paciente porque antes de entrar en el quirófano tiene que cumplir con sus procedimientos. La ficción por delante. Me va a perdonar de nuevo, pero aquí, en el fútbol, los tiempos, por desgracia, los marcan los resultados. Y en ese capítulo, el Pucela está de fango hasta el cuello porque la confección de la plantilla ha sido muy discutible.
Los focos deberían apuntar ahora a la ilusión que genera el nuevo técnico, al aire fresco que representa la última victoria y a la fe coral para conseguir el objetivo. El resto solo despista. En el Real Valladolid la realidad y los hechos están peleados. Por eso, Catoira habla de salidas, en vez de fichajes e ilusión, y Ronaldo anuncia que la venta del club está más cerca que nunca para cumplir su sueño de ser presidente de la CBF, primero, y de la FIFA, después. Lo segundo lo intuyo yo, no lo ha confirmado el astro brasileño.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.