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Pezzolano ya ha demostrado, con creces, que no va con él la normalidad, la lógica, un mínimo de coherencia. Su '¡Vamos arriba, vamos!', escenificado en una alineación indescriptible, un once con tres tanques en la vanguardia, uno de ellos Cuqui Salazar, que llevaba tres meses ... sin jugar y que, oh casualidad, fue el mejor junto a Sylla. Puerta grande o enfermería. Sin dobleces ni grises, al más puro estilo del kamikaze que no sabe ni de dónde viene ni hacia dónde se dirige. El técnico uruguayo se enfrentaba a la que podía ser su última tarde en Zorrilla con las rodillas hincadas en el albero y el capote entre los dientes esperando el vuelo del morlaco. A portagayola. Salió dando tumbos del primer viaje. El Eibar desnudó el enésimo tiovivo del preparador blanquivioleta con un gol que aventuraba drama hasta que Berrocal derribó a Sylla y el cuadro armero se quedó con diez. Eso sí, el Pucela tardó una hora en descifrar la ecuación. A su manera.
2
El encuentro se resolvió a partir del gol de Meseguer. Casi una hora después del pitido inicial. Menos es nada. El Pucela se desmelenó y el Eibar se derrumbó sobre la lona, cayó a plomo a manos de un cuadro castellano que se quitó el corsé. El tanto coincidió con la entrada de Iván Sánchez, que debió haber pisado el césped después de la expulsión de Berrocal. A lo que voy. El choque se descontroló tras el taconazo del centrocampista blanquivioleta, pero la equis se despejó en diez minutos. Los diez primeros minutos. Diez minutos que fueron una eternidad para el equipo visitante y que convirtieron en una eternidad al plomizo fútbol blanquivioleta, hasta que Meseguer cinceló la filigrana y Sylla se vistió de Ronaldo, el presi. El conjunto vasco no supo excavar en la herida vallisoletana y se encerró persiguiendo que la ansiedad devorase a su adversario. Craso error, porque el fútbol son detalles y las pinceladas aplastaron la cresta al once armero.
3
El Chuli, el Cabra y el Pai eran los subalternos de Carmina Ordóñez. Pezzolano dibujó un planteamiento muy folclórico que le salió bien por las circunstancias, no por su pericia. Crudo en la pizarra e indigesto hasta el espuelazo a balón parado. Encefalograma plano desde la dirección. De hecho, el choque iba camino del matadero de no haber sido por la inferioridad del cuadro visitante. Contra diez, el Pucela aburrió y destiló incompetencia para leer un partido que pedía vuelo por los costados, desborde y desmarques de ruptura. Hasta el gol de Meseguer y la entrada de Iván Sánchez, el Real Valladolid exasperó con un juego depresivo que facilitó el conformismo del Éibar. El conjunto armero pereció, precisamente, víctima de su quietud. Con 0-1, Etxeberria jugó a que pasaran los minutos y el cronómetro terminó reventando su racanería, con Sylla, Meseguer y Cuqui Salazar en plan el Chuli, el Cabra y el Pai en versión Pucela.
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Está tan encendido el clima social en el Real Valladolid, que los hinchas se saltaron hasta su autocensura. El silencio propuesto en los primeros diez minutos explotó con el 0-1. Del 'Pezzolano dimisión' al 'Ronaldo vete ya'. Y cuando el revólver se vuelve hacia el palco, ya sabemos cuál es el desenlace. O no. En el caso del Pucela, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Como el partido era un bodrio hasta que Meseguer hizo diana, me entretuve en asociar los mensajes de los leds publicitarios a la realidad del cuadro castellano. Para nota. Esta vez no vi el 'prohibido bajar los brazos', de Estrella Galicia, que ayer habría casado bien con el encuentro del equipo pucelano. 'Conectando tu mundo'. El universo de Pezzolano no conecta con nadie. 'De 1984 a la eternidad'. A este paso, más que con la eternidad, con el loquero. 'Ahorro para expertos'. Nos podían haber ahorrado una hora de esperpento, que el choque hubiera durado treinta minutos. Bueno cuarenta, que en los diez primeros pasaron cositas. Aliexpress. El último. Con este me quedo. Lo que pides y lo que te llega. El Real Valladolid en estado puro.
5
Me tranquiliza saber que el Pucela disputa dos partidos seguidos en Zorrilla. En casa, al menos, concuerdan los resultados. Es lo que cuenta. Del fútbol, poco que decir. Pezzolano sigue desquiciando al respetable con maniobras ilegibles. Este domingo salió cara, pero mi confianza sigue en el sótano. Al Eibar le derrotaron las individualidades. El taconazo de Meseguer, el ímpetu y la definición de Sylla, las ganas de Salazar. El resto fueron tinieblas. No importa. Lo que vale es la victoria. El Pucela vuelve a engancharse a la zona noble. Pezzolano tiene en su mano marcharse por la puerta grande. Qué bonito sería escucharle decir, 'señores, me voy como se van los grandes, en lo más alto. Ahí queda eso'. Me conformaré con que la flor no se marchite y podamos pelear por el ascenso directo. Dedos cruzados.
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