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Meseguer estampa un autógrafo en una camiseta del Real Valladolid. Carlos Espeso
La sonrisa de un niño
Partido de vuelta

La sonrisa de un niño

«El fútbol ha llegado a un punto de bunkerización que ya nos conformamos con un entrenamiento a puerta abierta en Navidad. La respuesta, masiva, corrobora que no es muy complicado»

Sábado, 6 de enero 2024, 18:23

Los futbolistas solo salen de su burbuja cuando cuelgan las botas. Entonces, hablan con los medios e incluso los buscan para reinventarse como comentaristas, dan charlas motivacionales para hacer caja y se acercan a la sociedad para coser sus heridas de juguete roto. Salen de ... la trinchera forrada de oro cuando la necesidad aprieta al ego y la cartera arranca la cuenta atrás. Los clubes han colaborado estrechamente en la construcción de este escaparate blindado, inaccesible para los fans y más propicio para los generadores de contenido, a los que la propia estrella balompédica sigue como un grupie más, que para los periodistas formados y titulados. Es un mecanismo de defensa que desnaturaliza a la persona y clava al ídolo a las tablas de una vitrina irreal. Los gabinetes de Comunicación han potenciado también esta distancia entre el futbolista y la sociedad, aunque es cierto que el del Real Valladolid podría ser una excepción porque busca el equilibrio entre la idiotez que rodea hoy en día al profesional, técnico y jugador, y la realidad de un mundo que ríe y llora.

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