Salazar patea la puerta de la titularidad

Cuando vi el gol de Juric me tuve que palpar el cuerpo para confirmar que no estaba viendo un partido de mi hijo, en edad cadete. Bueno, he de reconocer que no he visto algo igual ni en infantiles ni alevines. Me pongo en situación. Saque de banda de Escudero, Juric peina la pelota y gol. LaLiga Hypermotion. El tanto es el vivo retrato del rival, el modesto Amorebieta, y del encuentro, una batalla insulsa entre un equipo sin ritmo, en busca de la inercia que concede la clasificación, y un aspirante con ilusión y los recursos limitados. El Pucela disparó por primera vez a puerta al filo del descanso. El cuadro vasco se mostró firme en la conjunción colectiva, destiló criterio en el despliegue, pero también lució amplias grietas en la retaguardia, zanjas que el equipo blanquivioleta no supo aprovechar hasta el epílogo.

La carta a los Reyes Magos de Pezzolano debe incluir dos deseos. El primero reside en que sus titulares no se resfríen. Ayer intentó suplir a Iván Sánchez y patinó con la posición de Anuar en la banda. El segundo anhelo se ubica en ampliar el vestuario con futbolistas de calidad que aporten variedad a su libreta. Al Pucela le da con el gancho para superar al Amorebieta. No hay mucho más. Dos errores defensivos y dos goles. Hasta los gazapos, mucho fútbol horizontal, poco movimiento, cierta inseguridad defensiva y un ritmo estancado entre el tranco del caracol y la zancada de la tortuga. El técnico trocó las bandas para afilar su dibujo, pero Anuar tampoco encontró su espacio. Moro sí. En la derecha y en la izquierda. Puso la salsa, el filo, la jugada diferente.

Pezzolano se tuvo que reinventar de forma abrupta. En los nombres, no en el sistema. Lo dijo en la previa. Pase lo que pase, el modelo no cambia. Hace bien. Ahora que tenemos una especie de plan, lo mejor es no jugar a científico con el flequillo chamuscado. Con Kenedy aún sin sanción, el uruguayo le completó con Cédric. El canterano volvió a rotular el conjunto vacío. Apenas tocó dos balones. El que sí la olió fue Salazar, que aporrea la puerta del primer equipo a base de goles. Ayer estaba donde se le espera, justo en el espacio donde el nueve titular no apareció. Un tanto que vale tres puntos y enriquece la pizarra de Pezzolano, que tiene nuevo delfín. Atrás, con la defensa un poco inquieta, Masip volvió a salvar el pellejo. Esta vez lo hizo como si fuera un portero de balonmano. Su pie y el remate preciso de Salazar, oportunista y determinante, valen un triunfo cimentado en la eficacia más que en el lucimiento.

Al Pucela se le va de las manos la siesta. Ayer casi claudicamos en el descanso. El cuadro castellano ganó con lo justo. Tampoco le pido mucho más. El domingo es mucho más domingo cuando el Real Valladolid gana el sábado y sigue en la pelea por el ascenso. Prefiero el fútbol-siesta a vivir el día del señor en medio de lamentos. Pezzolano no tiene muchas alternativas. Ayer jugó sus cartas como pudo. Metió baza un poco tarde, pero la endeblez defensiva del Amorebieta hizo el resto. Llegados a este punto, me conformo con aburrirme cada semana y llegar a la última jornada entre los dos primeros. El papel es como el Excel, lo aguanta todo.