Gambetas largas

Media hora de valentía para escapar del lodo

Llámeme exigente, pero esperaba mucho más del Real Valladolid. Un equipo que se presenta en su estadio, después de tres derrotas consecutivas, debe entrar con más nervio y ambición. El Pucela de Pezzolano juega a que el cronómetro madure al contrario. Y a veces, como ayer, resulta que el rival se despierta en el descanso y te acorrala en el inicio del segundo acto. El cuadro blanquivioleta confió su suerte al barullo y en el barullo encontró el gol de Anuar. Un rechace, un balón peinado, un defensa que se engancha en la salida, el canterano que se encuentra con la pelota en el punto de penalti y 1-0. La media hora anterior volvió a ser soporífera, con el movimiento del balón a cámara lenta, sin desmarques de ruptura, con las bandas encogidas y Sylla como si fuera un mimo. El empate del Racing espabiló a Pezzolano.

El Racing abandonó el vestuario tras el primer acto decidido a dar un revolcón al Pucela y embocó al filo del minuto 60. Pezzolano aceleró su contracrónica y partió los renglones del guion inicial. Juric y Moro al verde. La pizarra hecha un guiñapo. El extremo volvió a su sitio, la derecha. Gambeta, esprín y balón bien puesto para fabricar ocasiones. Estuvo en todas. El uruguayo perdió una hora. El Racing se conformó con regalar 45 minutos. Tras el intermedio, salió como yo esperaba que saliese el Pucela desde el inicio, con filo, con velocidad, con atrevimiento. Tampoco estamos pidiendo que construya un cohete y lo envíe a Marte. Es simplemente fútbol, coherencia.

Meseguer lució a través de la profundidad de la banda derecha. Marcó el primero tras la cesión, con la cabeza, de Luis Pérez. Después fue Moro, en su puesto natural, el que llegó a la línea de fondo y le regaló el 3-1. Si de esta no aprende, Pezzolano tiene el mal del entrenador que intenta justificar su presencia con movimientos tácticos ilegibles. Tampoco es tan difícil. El partido de ayer debe convertirse en la Biblia del uruguayo. Es tan sencillo como poner a cada uno en su sitio y no dejar a los buenos en el banquillo. Todo cambió con Moro. La plantilla está tan justa que no puedes guardar el talento en el banco. El Racing estuvo a punto de aprovecharlo, pero el cuadro cántabro tampoco es el Madrid y finalmente murió en la orilla.

Al Real Valladolid el fútbol le regaló ayer una lectura inolvidable. Si vas con todo, lo normal es que ganes. Ahora solo falta amortiguar los desajustes que estuvieron a punto de dar vida al Racing incluso con el 3-1. Gracias a que Boyomo se ganó la roja con una falta fuera del área. Si el Pucela quiere soñar con algo más, Pezzolano debe huir de movimientos esnob y el club tiene apenas 48 horas para completar una plantilla insuficiente para competir con los de arriba. Me quedo con la última media hora y el resultado. A seguir luchando.