El hincha del Real Valladolid: de broncas, colores y fe

Entre descenso y ascenso, y viceversa, el fiel blanquivioleta es un torbellino de emociones contrapuestas y rabietas a las que solo consuela una cosa: el resultado final del equipo cuando el curso entrega las calificaciones definitivas. Entre los dos extremos, el del prólogo y el desenlace, las páginas aparecen llenas de tachones y trifulcas. Mucho barro. La paciencia no existe. El pesimista siempre lo ve negro, el optimista siempre quiere más y el moderado no para de sospechar. El fútbol y la vida.

A veces, parece que lo verdaderamente importante, lo deportivo, es una excusa para encontrar la bronca. El equipo va bien: perfecto, pero Ronaldo, devuélvenos el escudo. Los resultados no llegan: Ronaldo, vende y vete a Ibiza. O al Cruzeiro. Récord de abonados: el club está en venta y no merece el apoyo de la afición. Podría seguir relatando hasta el siglo que viene. Y si me doy un paseo por los comentarios en las redes sociales, entonces acabo con la tinta. Lo veo venir. Un día Ronaldo va a regalar un 'Cruzeiro' a cada abonado y el estercolero digital se inventará un lado oscuro para afearle el gesto. En fin, me quedo con las gradas de Zorrilla plagadas de esperanza y la pasión en blanco y violeta.

Dicho esto, la travesía en Segunda no parece apta para impacientes. Lo mejor que puede hacer es relajarse y no pensar más allá del próximo partido. Modo 'Cholo Pezzolano' on. No se deje atrapar por la euforia del triunfo del viernes, ni tampoco se flagele antes de hora. Agárrese a la bellota y confíe. Ya habrá tiempo de reproches y aplausos, de lágrimas y puños en alto.

Si me pongo en la piel del neutro, la victoria ante el Sporting aplaca la tensión de los despachos, pero queda mucha tela por coser para ocultar las costuras y que el equipo luzca como un pincel. Las aguas bravas necesitan patrones con el pulso prieto. Los canteranos siempre descorchan con ímpetu, pero suelen ir perdiendo gas y precisan el fuego lento de la trastienda para no derretirse en el escaparate. El Pucela necesita apuntalar todas las líneas, sobre todo la retaguardia y el ataque. Sin fondo de armario, la desnudez futura parece inapelable. En dos semanas sabremos si el pesimista tendrá que recurrir al escudo, el optimista se ve ya en la Plaza Mayor o el moderado sigue acariciando a la mosca detrás de la oreja.

PD. Si a Pezzolano le han metido 4 partidos, a Xavi le castigarán con el doble. Imagino. Por cierto, la bronca en los despachos se juega en otros foros, no a través de monosílabos en una rueda de prensa. El respeto hay que ganárselo de otro modo.