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1
Del muro a la gelatina en un suspiro. Monchu y Torres dejaron el balcón del área sin barrer. Una indecisión que abrió el preciso zapatazo de Forés. Blandiblú en una zona prohibida, un espacio en el que el balón debe desaparecer rápido para evitar sobresaltos. ... Masip solo pudo acompañar con la estirada a la cepa del palo. Imposible hacer más. El tanto desdibujó la solvencia defensiva del cuadro castellano, que estaba construyendo su guion en el partido. Pezzolano marcó el inicio de la presión en la frontal del área del Villarreal, que prefiere el riesgo a rifar el cuero. La personalidad de salida quedó en entredicho tras el 1-0.
2
A Pezzolano le gusta que los futbolistas que actúan en los costados lo hagan con el compás invertido. El zurdo a la diestra y el derecho a la siniestra. En el caso de Iván Sánchez, la ecuación funciona porque su querencia hacia los medios le permite abrir la baraja y llevar la incertidumbre a la zaga contraria. En la orilla opuesta los renglones no están muy rectos. Rosa y Moro destilan demasiado contrapié. El volante, eso sí, encara y desborda sin descanso. El mejor del partido, sin duda. Lanchi todavía está soñando con su cambio de ritmo. Hasta ahí, impecable. El folio se emborrona cuando llega a la línea de fondo y se estrella con la impericia de su pierna mala. De hecho, el mejor balón lo puso con el exterior de la diestra. Salazar no acertó. La lesión de Ivi no varió la ruta. Anuar ocupó la diestra en la reanudación.
3
Al plan del Real Valladolid le faltó imaginación y movilidad en el centro del campo. Monchu no encontró el sitio y Juric patinó ante Ontiveros. El mal del ex. El malagueño apareció en la creación, en el enganche, escorado, desde la frontal para obligar a Masip. Superó a los centrocampistas del equipo blanquivioleta en todos los espacios y de su movilidad brotó el fútbol ofensivo del Villarreal. Pezzolano tardó una hora en mover ficha. Mantuvo el timón firme, aunque el partido pedía un volantazo. Retiró a Juric para meter a Meseguer. El cuadro amarillo siguió percutiendo desde la medular para desmadejar al Pucela, que perdió los papeles. Masip salvó el 2-0 en el 66. Pase filtrado y mano a mano que el arquero desvió como pudo.
4
El Villarreal creó demasiado cómodo y la retaguardia blanquivioleta sudó sangre para frenar las embestidas por oleadas. Un plan sencillo. Superioridad en el centro del campo y filo en el despliegue para deshilachar al Pucela. Sin Juric, el equilibrio termina en el desagüe. Meseguer no mejoró al croata. De hecho, los cambios marearon aún más a un Real Valladolid, que solo actuó por impulsos, no tuvo la continuidad suficiente para aprovechar la bisoñez defensiva del filial amarillo. Las ocasiones llegaron por arreones, por acciones individuales. Poco hilo y mucho pespunte. Lástima el latigazo cruzado de Joni al filo del 75 y la colada de Luis Pérez en el 87. Poco más.
5
El vértigo de hacer cima se sintió profundo en El Madrigal. El Real Valladolid desperdició una ocasión inmejorable para seguir metiendo miedo a los gallos. Ser líder ahora no resulta determinante, pero ayuda a ensanchar el respeto en la zona noble. El fútbol volvió a ser discreto, como ante el Amorebieta. Y cuando el juego es gris y la eficacia anticipa las vacaciones navideñas, los defectos se multiplican. La mejor versión de la temporada ha llegado a través del rendimiento coral. Si la balanza se acuesta hacia lo individual, el resultado se adentra en la tiniebla. Toca hacer examen de conciencia para encontrar de nuevo el rumbo en el exigente compromiso del jueves ante el Ferrol.
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