Secciones
Servicios
Destacamos
El fútbol moderno es un deporte deshumanizado. El 15 de enero se cumplieron tres años de la muerte de Cantatore. Qué tiempos aquellos en los que un entrenador, con su verbo y su conocimiento, convertía a futbolistas de clase media en internacionales. La flecha siempre ... hacia arriba. A Don Vicente no le hacían falta scouters, andamios, ni drones. Tampoco 18 asesores. Sus pupilos cosían el escudo a su pecho sin necesidad de parapetarse tras un chaleco deportivo para trasladar el rendimiento de cada partido a un disco duro. En aquel vestuario funcionaban las miradas y el compromiso. Tú por mí y yo por ti. Todos juntos, para lo bueno y para lo malo. Con la idea del míster al fin del mundo. Sin tapujos. Los egos destilaban más normalidad que esnobismo. Pura psicología deportiva, que en el balompié actual se ha sofisticado tanto que ha perdido su esencia y se ha convertido en un paripé.
Estamos hartos de ver plantillas cuajadas de estrellas que no rinden, léase FC Barcelona, Sevilla o Villarreal, y otras más modestas que compiten como bestias para destrozar la lógica del estatus. El factor humano resulta imprescindible. Es fútbol, aunque ahora quieran convertirlo en otra cosa. El éxito reside en la intendencia del vestuario, en la conexión sin matices entre la libreta del director deportivo y la pericia del entrenador. En el Real Valladolid el cortocircuito es evidente. Pezzolano y Catoira-André dibujan caminos opuestos. El técnico ha conseguido convertir en futbolistas inservibles a casi todos los fichajes de verano y asiste sin argumentos ni soluciones a un desplome general del equipo, mientras en los despachos no son capaces de entornar la puerta para equilibrar las fugas y compensar una plantilla muy mal diseñada. Que un fichaje salga rana entra dentro de la lógica. Hay jugadores que con un entrenador parecen Messi y con otro se convierten en una caricatura. Que el Pucela sea un charco lleno de ranas, ya no es tan coherente. Un preparador competente escapa del inmovilismo y busca alternativas cuando el grupo no funciona. La maniobra más recurrente del uruguayo reside en buscar el contrapié por los costados, sacar a Anuar de sitio y ubicar a Kenedy como delantero. De los ilegibles cambios de sistema de las primeras jornadas y los desmanes perpetrados en el Promesas mejor no hablamos. Baraja tenía una papeleta parecida en el Valencia hace un año. Ahora sueña con Europa. ¿Cómo? Buscando talento y otorgando relevancia a los futbolistas para fomentar una competencia sana, sin estatus adquiridos ni nacionalidades impuestas. La gestión del grupo, el factor humano. ¡Ay, Don Vicente!
Tener la nómina de futbolistas profesionales tiritando, a dos semanas del cierre del mercado y después de tres derrotas consecutivas, es indigno. Decir que las operaciones se harán casi sobre el gong y que no esperemos una revolución, es vivir ajeno a la realidad. El Pucela ha perdido algo más que medio vestuario. Ha regalado la opción de seguir en la cima. La flor se marchitó. A la espera de que a partir del 1 de febrero se abran las aguas para recibir al renacido Pezzolano y sus rutilantes estrellas invernales, la vida sigue y el calendario adelgaza. No tiene pinta de que la tarde blanquivioleta vaya a ir por los derroteros de aquella novillada mágica de Luguillano que Lera tituló 'El concierto de Aranjuez'. A este paso, veo más cerca la enfermería que la puerta grande en medio de una estruendosa ovación. DEP, maestro Lera.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.