Espabila, Pucela, que viene el oso

El Real Valladolid ya nota el aliento del oso. El calendario avisa. Espabila, Favila. Amorebieta, Villarreal B y Racing de Ferrol, revelación del curso, antes de llegar a la cima que representa la apertura del mercado de invierno. La meta virtual tiene más de ficción que la leyenda del heredero de Don Pelayo. Una cosa es que se abran los tornos y otra que los fichajes realmente se acoplen y aporten el oxígeno que necesita el equipo. En un escenario mollar, nos vamos a febrero. Y, más aún, sabiendo que la entidad pucelana es asidua a las operaciones 'last minute'. En este punto, nos topamos con más osos. Burgos, Elche, Racing y Leganés, que sería el primer adversario, el 4 de febrero, que se asomaría al hocico blanquivioleta con el bazar alicatado. Demasiados kilómetros para el maltrecho depósito castellano. La pizarra de Pezzolano está famélica, no tiene variedad ni alternativas. La vanguardia vive en el chasis y a la retaguardia le falta un soplido para verse en pelotas. Si Torres o Boyomo estornudan, el técnico no tiene ni pañuelo para limpiarse. Henrique y Quintana ya han demostrado que están verdes. A Javi Sánchez ni le cuento.

La expulsión de Kenedy en la Copa retrata la preocupante personalidad del crack brasileño y arranca la fina red que tiene bajo el alambre la pólvora blanquivioleta. Como le caigan 4 partidos, a Pezzolano se le termina la libreta. Sylla, al menos un mes fuera. Marcos André sin fecha. Cédric como único recurso. ¡Cédric! No tengo más preguntas señoría. No es momento de rasgarse la blusa, pero el club debería hacer examen de conciencia y analizar por qué corrió un riesgo tan alto cuando dibujó la plantilla actual. Al técnico solo le queda rezar para que los fichajes lleguen el 1 de enero o para que algún canterano reviente la puerta, algo improbable porque el míster confía lo justo en la juventud. Todo lo que sea retrasar los refuerzos, ampliará la angustia y pondrá al Pucela en el paredón de un calendario tan contundente, que puede representar un bofetón de realidad inasumible. Espero que Catoira tenga los deberes hechos y el armario luzca nuevas perchas para el primer entrenamiento de 2024. Esfavila, Pucela, que viene el oso.