El cuerpo en Leganés, la cabeza en la playa
«El Real Valladolid termina la Liga andando y compite durante cuarto de hora en Leganés. Los de Rubio, más pendientes de Ibiza que de terminar con dignidad»
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Nuevo giro teatral en el once de Rubio
Álvaro Rubio volvió a estrangular su pizarra. Esta vez se olvidó de los cinco defensas y apostó por dos puntas en un 4-4-2 ... clásico. El resultado fue incluso peor. La abulia del Pucela no entiende de sistemas. Da igual el dibujo, el problema son los fantasmas que se esconden detrás de las camisetas, los futbolistas que continúan deshonrando al escudo y faltando el respeto al fútbol. Latasa y Sylla apenas olieron el cuero. No es cuestión de meter delanteros, sino de que los protagonistas quieran jugar, correr y competir. Y estos tres verbos hace tiempo que desaparecieron del vestuario blanquivioleta. El problema del Pucela es mucho más profundo. Tiene la defensa cogida con alfileres, el centro del campo sin capacidad de creación y los costados sin filo. En resumen, un equipo muerto, roto, sin alma, sin decencia ni para ser el juez del descenso, sin espíritu para pensar en otra cosa que no sea coger un avión y escaparse a la playa.
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¿En qué cajón ha estado guardado Alani hasta ahora?
Alani es el descubrimiento del epílogo de la temporada. El canterano ha demostrado más compromiso y mejores prestaciones en dos partidos que los supuestos titulares en el resto del campeonato. La pregunta es muy clara. ¿Quién ha sido el lumbreras que le ha dejado oculto en el cajón del Promesas hasta estos dos últimos partidos? Imagino que habrá sido algo coral. Un mix entre la incompetencia de Catoira y el buenismo de Álvaro Rubio, que ha sido incapaz de retirar del campo a espectros para poner a futbolistas con hambre. Como Alani, que se come el balón y ocupa el césped como si llevara cien partidos en Primera. Pero no, para Rubio es mejor no romper el estatus del vestuario y por eso no ha apostado por la cantera hasta que realmente ha abierto los ojos y se ha dado cuenta de que estaba rodeado de zombis. Su demérito es no haber caído antes en que es mejor una promesa con ganas que un titular sin respeto.
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Un escudo del Real Valladolid en Leganés, la afición no afloja
La afrenta que ha perpetrado este año el club con su hinchada es insuperable. Los fans han vivido muy por encima de la mediocridad grupal que ha exhibido la entidad castellana. Desde la zona noble hasta el verde. Todo al revés. Si me dicen que la cabeza pensante es un antivallisoletano me lo creo. A lo que iba. Que la hinchada sigue ahí. Y esperemos que no se vaya, porque la travesía por el desierto puede convertirse en una agonía si Zorrilla se llena de cemento. En Butarque da gloria bendita ver una bandera blanquivioleta con el escudo del Real Valladolid. Ver al Pucela es peor que ir al dentista, pero la masa social sigue a lo suyo, a respetar los valores de una entidad castellana, que aguarda con impaciencia el plan de la propiedad norteamericana para restañar la infamia que ha significado la 'era Ronaldo'.
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El Pucela se convierte en un equipo de conos
El Real Valladolid es un equipo plastificado. Le falta salir al césped con los pies atados y un embudo en la cabeza. Los ojos vendados y los brazos entrelazados en la espalda. El Pucela es un cono infinito. Diomande se disfrazó de Maradona. Muy fácil. El 2-0 resultó un retrato de lo que es el cuadro castellano, un puñado de cuerpos sin vida, sin alma, que prefiere mirar que actuar. El caso es que el futbolista del Leganés tumbó a dos con un amago de cadera, partió la cintura del tercero con una pisada leve y batió a Hein como el niño que descuartiza una revista y se queda con las grapas en la mano. Piqué calificó a Arbeloa como un cono. No me quiero imaginar el apelativo que pondría el catalán al Pucela actual. No llega ni a cono. Es más un grupo de desconocidos que entrena poco y juega menos. Esta semana uno de los entrenamientos duró 45 minutos. Pues eso. Ahora ya podrán vaguear sin rendir cuentas.
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Incapaces de demostrar nada diferente a la nueva propiedad
Espero que Ronaldo haya firmado el acuerdo porque, como no esté la rúbrica, es posible que los mexicanos se echen atrás. El Real Valladolid abre un periodo de transición, un tiempo de incertidumbre, de alivio por la marcha de Ronaldo e inquietud por conocer los planes de los nuevos dueños. Y, entre tanto, el primer equipo volvió a dibujar una actuación indescriptible, sin ninguna tensión competitiva, sin virtudes que ofrecer a la propiedad que acaba de adquirir el club. Con el descenso en la mochila desde hace meses, la desgana de Ronaldo y compañía, unida a la nula capacidad de pelear del vestuario, han situado al hincha en una tesitura complicada. ¿Renuevo el abono o me dedico a la disfrutar de la familia los fines de semana? Gabriel Solares y su equipo tienen dos misiones: recuperar la confianza de la hinchada y explicar su proyecto para ilusionar de nuevo a una afición que termina el curso ametrallada.
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