Pezzolano saluda a los niños al llegar a la playa de Las Moreras. C. Espeso
Partido de vuelta

Más autocrítica que manipulación

«A Pezzolano no le compro que señale a la grada y a los medios. No es honesto ni digno de un entrenador profesional, que debería saber que soportar la crítica ocupa una fila de su nómina»

Lunes, 27 de mayo 2024, 22:08

El 'Pezzolano dimisión' es el himno del ascenso del Real Valladolid. Es como si los territorios donde Amancio Ortega aporta miles de puestos de trabajo y todos los clientes que lucen sus prendas se levantaran en armas contra él y le exigieran su renuncia. El ... mundo al revés. La diferencia entre esta hipotética relación entre el amor, el odio y la conveniencia entre un empresario al uso y su audiencia reside en que en el fútbol nada es lo que parece. El principal ingrediente que distingue a este deporte de cualquier otro sector es que la lógica es una quimera. Si hay victorias, el espectro económico deja de ser un problema y pasa a convertirse en una oportunidad. Sucede que, en este ecosistema, el sentimiento de pertenencia, la pasión, el escudo y la historia se colocan por encima y entran en escena intangibles que hacen que ni siquiera los éxitos deportivos alivien los sinsabores.

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Al Real Valladolid le ha pasado algo parecido esta temporada. Ha conseguido grandes resultados, pero el fin empleado para llegar a ellos no ha convencido a su cliente final. A medida que las victorias han asentado al conjunto castellano en la franja del ascenso directo, Pezzolano ha ido subiendo el tono de desprecio hacia los aficionados que piden su destitución incluso en las alegrías. Entiendo que es una situación difícil de digerir y es lógico que no esté conforme. Lo que no le compro es que señale a la grada y a los medios de comunicación, indicando que ha habido «mucha manipulación por detrás». Esa afirmación no es honesta ni digna de un entrenador profesional, que debería saber que soportar la crítica ocupa una fila de su nómina. El insulto no. Eso es inadmisible, pero no todo el mundo tiene por qué estar de acuerdo con sus ideas a pesar de los triunfos. El elogio debilita. En este caso, su opacidad, las medias verdades en rueda de prensa y los desplantes de las últimas semanas han ensanchado esa falta de sintonía con el entorno.

Pezzolano debería saber discernir entre el hater de manual y los periodistas que cumplen con su función de contar las cosas de una forma real y objetiva. El interés de ambas partes es idéntico, que el club consiga la mayor cantidad de éxitos posible. No le vendría mal al técnico una reflexiva autocrítica para entender la situación. A lo mejor si la hace, encuentra la clave del cántico.

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