![Marcos André quita el corcho a la escopeta](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/09/24/marcos-andre-k9GH-U2102362183872aB-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Marcos André quita el corcho a la escopeta](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/09/24/marcos-andre-k9GH-U2102362183872aB-1200x840@El%20Norte.jpg)
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1
El fútbol no es kárate, no hay poses ni katas. Al fútbol se juega con un balón y es el balón el que te conduce a la gloria o te empuja al sótano. Si pierdes la pelota, estás siempre a merced del contrario. Correr sin ... el cuero en la bota se convierte en un infierno. Pezzolano dice que, en este momento, hay que sacrificar la bola. Cómo lo verá. Así plantea los encuentros. En el primer tiempo el Oviedo gobernó la posesión con sonrojo para la canarinha pucelana. 70-30. Es lícito ceder el control al rival si tienes un plan, que suele coincidir con la velocidad y la verticalidad cuando lo recuperas. El Real Valladolid carece de hoja de ruta. Entrega el mando, pero se presenta sobre el verde sin puñales. Más hormigón que vuelo. Sin Moro, el mejor de los últimos partidos; sin Marcos André. Con Juric como tercer central. En fin.
2
Estas líneas me salvaron de caer redondo. El fútbol del Real Valladolid es el mejor somnífero. Qué sopor. Menos mal que al final del primer tiempo Juric se incrustó levemente en el centro del campo y aumentó tímidamente el ritmo. Me conformo con poco. Cuatro toques, un disparo, alguna llegada. Iván Sánchez, Monchu. Poco más. La inercia se mantuvo en pie tras el primer acto y me enganché un poco más al partido, pero es un suplicio. A ver si terminan de conocerse los futbolistas, Pezzolano cincela una idea clara y dejamos de padecer. De momento, más voluntad que brillo. ¿Alguien sabe cuándo termina la pretemporada? Es para un amigo.
3
Ha sido tan evidente la debacle de los primeros encuentros que el miedo se palpa hasta en las alineaciones. Me va a perdonar, pero no concibo que un aspirante al ascenso juegue como si fuera un recién ascendido. Es como si el Pucela hubiera perdido dos categorías. Actúa acomplejado, sin mando, con el dibujo lo más hormigonado posible para buscar el cero antes que el uno. Los futbolistas con más talento siempre en el banco de salida. Ya tendrán tiempo cuando vayamos a la desesperada. Moro generó más en diez minutos que el resto en sesenta. Marcos André decidió el choque. Apareció en el 69. El técnico sabrá por qué lo hace, pero desde fuera el Pucela parece un sudoku irresoluble.
4
Cuando vi las calamidades que rodean al Oviedo me acongojé. El escenario ideal para la pifia del Pucela. Un rival que destituye al entrenador tres días antes del partido, ocho bajas, ambiente raro, el equipo en descenso. Un caramelo para que el cuadro castellano hubiera vertido la aspirina en el vaso. La guinda fue la negativa para vestir de albivioleta. La canarinha fue un sueño irrealizable. Confieso que pensé que el color y los aires brasileiros nos hubieran impregnado de fútbol, pero no. La vida sigue igual.
5
Marcos André salió revolucionado. Vio una amarilla y se encaró con el colegiado. Pura rabia. El brasileño es otro rollo, el futbolista franquicia, la determinación. Y en este papel, agarró el balón en la prolongación, levantó la mirada y estampó los tres puntos en la escuadra del Oviedo. Desconozco el motivo de su suplencia. Espero que sea por precaución. En un bosque de monotonía y sopor, Marcos André reventó la partitura.
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