Quini, el icono sportinguista
Recuerdos de una entrevista en la que nació una entrañable amistad
José Miguel Ortega
Viernes, 16 de febrero 2024, 20:13
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José Miguel Ortega
Viernes, 16 de febrero 2024, 20:13
Enrique Castro, conocido como 'Quini', fue uno de los delanteros más importantes del fútbol español en los años setenta y ochenta, un depredador del área, un implacable goleador que vistió los colores del Sporting y del Barça, proclamándose 'pichichi' de Primera División en cinco ocasiones ... y dos más en la categoría de plata, además de ser internacional absoluto en 35 partidos en los que marcó ocho tantos.
Aprovecho la visita del conjunto blanquivioleta a El Molinón para rescatar la figura de un tipo con una extraordinaria categoría humana y recordar la entrevista que le hice en el campo de Vallecas, durante el descanso de un partido Rayo – Real Valladolid de Segunda División disputado el 17 de diciembre de 1972.
Quini jugaba entonces en el Sporting, que estaba en Primera, por lo que para mí fue una sorpresa verle en la tribuna como espectador de un partido de Segunda, de modo que convine con él que se acercara a pie de campo para hacerle una entrevista en el descanso del encuentro entre vallecanos y vallisoletanos.
Hace cincuenta años no todos los campos de fútbol contaban con cabina de retransmisión, de modo que los periodistas radiofónicos narrábamos los partidos desde la banda, sometidos a las inclemencias meteorológicas, a la hostilidad del público y a las miradas inquisitoriales de los miembros de la Fuerza Pública y hasta del juez de línea, que tenía el ojo en el campo pero el oído en lo que se decía sobre la actuación arbitral.
Al llegar el descanso, con 0-1 favorable al Valladolid gracias a un gol de Lorenzo, vi llegar a Quini cumpliendo con la palabra dada de colocarse ante el micrófono de 'La Voz de Valladolid' para explicar que estaba allí porque había viajado a Madrid para someterse a una exploración radiológica del estado de su pómulo tras la grave lesión sufrida meses antes en un partido que la selección española jugó contra Irlanda del Norte.
Fue aquél un encuentro envuelto desde el principio en problemas, ya que al propagarse la noticia de que los miembros del IRA estaban dispuestos a cometer un atentado, no se jugó en Irlanda sino en la localidad inglesa de Hull. El ambiente de tensión que se vivía entonces por aquellas tierras también se trasladó al terreno de juego, siendo Quini la víctima de un tremendo codazo que le dio al zaguero norirlandés Hunter y que le causó una lesión mucho más grave de lo que parecía en principio: triple rotura del pómulo izquierdo y de la bóveda ocular.
Tras una delicada cirugía que le dejó varios meses fuera de combate cuya ausencia estuvo a punto de costarle el descenso del Sporting, salvado por un solo punto de diferencia, Quini ya había vuelto a los entrenamientos aún con alguna señal en el rostro del terrible golpe recibido en el mencionado encuentro internacional.
Estuvimos hablando también del partido entre el Rayo y el Valladolid en cuya primera parte le habían gustado mucho Cardeñosa y Lorenzo, redondeando éste una soberbia actuación porque también marcó el segundo gol de la victoria blanquivioleta por 0-2. Recuerdo que un periódico deportivo de la capital titulaba así su crónica 'El sol se llama Lorenzo', ensalzando el juego del delantero vallisoletano y haciéndole partícipe de la mañana soleada que en pleno diciembre había presidido el encuentro.
Creo que nos caímos mutuamente bien y desde entonces siempre procuraba charlar con él en el hotel donde se hospedaban cuando visitaban Valladolid el Sporting o el Barcelona, equipo éste por el que firmó en 1980, ya con 31 años, pese a lo cual el club azulgrana pagó 82 millones por el traspaso.
Precisamente cuando era jugador barcelonista Quini fue protagonista de una alarmante noticia que dio la vuelta al mundo: su secuestro el 1 de marzo de 1981 por un grupo de delincuentes que lo tuvo escondido en un zulo durante 25 días, hasta que fue liberado por la Policía. Entonces no existían los teléfonos móviles, de modo que tuve que esperar al partido de la segunda vuelta entre el Barça y el Pucela, en el Camp Nou y en Primera División, para charlar con él y comprobar que había superado el mal trago del secuestro.
Quini, que había empezado a jugar en el Ensidesa, tuvo después que elegir entre el Oviedo, el equipo de la ciudad en la que había nacido, o el Sporting, su eterno e irreconciliable rival, inclinándose por el conjunto gijonés del que ha sido algo más que un grandísimo jugador, un icono inolvidable para la afición rojiblanca.
Militó 14 temporadas en el Sporting y cuatro en el FC Barcelona, disputando 448 partidos en Primera División en los que marcó 219 goles, 165 con el conjunto asturiano y 54 con el catalán. Conquistó 5 Trofeos 'Pichichi' en 1ª división –tres con el Sporting y dos con el Barça- y dos más en 2ª vistiendo la camiseta rojiblanca.
Al Real Valladolid le marcó 10 goles en 17 partidos, el primero de ellos el 30 de septiembre de 1969, cuando el Sporting ganó 3-0 en El Molinón y el siguiente en Zorrilla el 1 de febrero de 1970, participando del triunfo asturiano por 1-3.
Tras colgar las botas, siguió vinculado al club de sus amores como delegado de campo, lo que le permitió seguir disfrutando de cerca su pasión futbolística y al propio tiempo superar otros duros reveses que aún le reservaba la vida: la muerte de su hermano Jesús Castro, ahogado en una playa al intentar salvar a dos niños ingleses, y el cáncer que él mismo padeció, hasta que el 27 de febrero de 2018, la noticia de su muerte a consecuencia de un infarto, conmocionó al mundo del deporte, elevando su figura a la categoría de mito.
El Ayuntamiento de Gijón había dedicado a los dos hermanos Castro una plaza pública, y el Sporting decidió añadir al nombre del estadio de El Molinón' el de Enrique Castro 'Quini', legendario futbolista y entrañable amigo al que he querido dedicar este recuerdo.
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