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Villamil Y Efe
Real Valladolid

Del jersey salvador de Sergio González al polo ascensor de Pacheta

Las supersticiones, a la orden del día en el mundo del fútbol, dejan un hilo en común entre los dos últimos inquilinos del banquillo

Sábado, 14 de agosto 2021, 11:01

El mundo del deporte en general y del fútbol en particular está repleto de supersticiones, tics y todo tipo de fetiches. Rutinas repetidas cuando se gana que automáticamente son aparcadas cuando no se consigue el resultado deseado.

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En Valladolid tenemos reciente el ejemplo de Sergio ... González y el jersey salvador –de la marca Hugo Boss– que lució en Vallecas con el termómetro por encima de los treinta grados. Se trataba de ganar a toda costa para lograr la permanencia, y cualquier detalle sumaba por muy insignificante que pareciera. Ni que decir tiene que aquella prenda subió a los altares para el aficionado, convertida en fetiche viral imprescindible para lograr la permanencia en la temporada 2018-19.

Dos años han pasado de aquella ola de superstición, y el aficionado blanquivioleta más crédulo tiene ahora un nuevo motivo para creer en el poder de las prendas ganadoras. En este caso también es el inquilino del banquillo el protagonista. Un Pacheta que en su última estancia en Elche se acostumbró a lucir la ropa de entrenamiento en los partidos hasta que un buen día la marca Polo Club decidió diseñarle una prenda exclusiva. Concretamente un polo azul con palmeras blancas superpuestas –tal cual luce en la imagen que ilustra estas líneas–.

Talismán

Pues bien, lo que parecía un detalle meramente anecdótico acabó por convertirse en un ritual milagroso. Y el polo, en un icono a la venta para los aficionados.

Aquel Elche de Pacheta no volvió a perder ningún partido y el triunfo en el 'play-off' ante el Girona le dio el ascenso a Primera junto a Cádiz y Huesca.

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Aquel polo-talismán multiplicó sus ventas en la ciudad, y la mitad de los beneficios se dedicaron a apoyar al equipo del Elche de la Liga Genuine, respondiendo así al gesto que tuvo Pacheta de subastar el polo original que vistió ante el Girona y donar la recaudación a esta misma causa.

Han pasado dos años de aquel capítulo casual –o no–, y el técnico burgalés se dispone a afrontar una temporada de nuevo con el ascenso como objetivo.

Al menos por el momento, durante los partidos de pretemporada ha lucido en el banquillo la ropa oficial de entrenamiento.

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