Jeque bueno, jeque malo
Pausa de hidratación ·
En Almería, con el talonario disparado, compran papeletas para montar en Audi y en Málaga maldicen el día que llegó Al-ThaniSecciones
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Pausa de hidratación ·
En Almería, con el talonario disparado, compran papeletas para montar en Audi y en Málaga maldicen el día que llegó Al-ThaniHasta hace solo unos años suspiraban los clubes porque un jeque se fijara en su historia, su estadio, su escudo. En sus cuentas, por qué no. Llegó a convertirse en tendencia que el petróleo hipnotizara a miles de aficionados, por supuesto a sus dirigentes, ... instalara sus sueños de grandeza y disparara las apuestas sobre el tiempo que tardaría el jeque en quitar el sueño a Florentino Pérez. Esa moda ya pasó. Ahora es una moneda al aire.
Te puede salir cara y que tus aficionados se froten los ojos cada cinco minutos, como sucede estos días en Almería, pero también te puede sorprender la cruz y que los tuyos maldigan la fecha en la que el jeque aterrizó en tu estadio –verano de 2010–, como sucede en Málaga donde se han reforzado los vuelos a Arabia Saudí desde la llegada de Al-Thani. Bien es cierto que en la Costa del Sol disfrutaron de un año en 'Champions' pero también lo es que ahora purgan su deuda millonaria en Segunda sin posibilidad de inscribir jugadores por el control financiero que ha impuesto Tebas. En el otro extremo de este océano de incongruencias en que se ha convertido el Málaga, con Caminero como patrón deportivo, navega hoy el Almería, que medita instaurar como festivo el 2 de agosto, fecha en la que aterrizó Turki bin Abdulmohsen bin Abdul Latif Al-Sheikh, que así se llama el nuevo mecenas.
Persona de confianza del príncipe heredero de Arabia Saudí, en apenas un mes ha invertido 20 millones en hacerse con el control, se ha gastado otros 21 en fichajes –más que once equipos de Primera– y por el camino ha dejado ejemplos de su perfil excéntrico, como repartir sobres con 5.000 euros a los empleados nada más llegar o sortear Audis cada partido entre los aficionados que acuden al estadio. Al-Sheikh es ahora tan querido en Almería como conocido en su país por su condición de poeta y compositor de los mejores artistas.
Este sábado, además, ganó el derbi 'saudí' de Segunda. Donde los clubes protestan por haber roto el 'fair play' financiero y cruzan los dedos para que no lleguen más jeques. Ahora los que sí quieren que les cojan la matrícula son los entrenadores, fichados para dar dos conferencias a precio de petróleo.
Rugby
Durante años no pudo entrar a los baños de los blancos, tampoco compartir una cerveza en el tercer tiempo, ni siquiera acceder a los estadios en los que jugaban a rugby. Bajito de estatura y enclenque, desde muy pequeño soñó con vestir algún día la camiseta de los Springboks y poder lucirla con orgullo delante de su padre y su tío, jugadores ambos del equipo nacional negro durante los años del apartheid en Sudáfrica. Creció más cerca del oval que de los libros con la figura de David Campese, blanco y australiano, en el espejo. Tuvo que librar la batalla física pero también otra mucho más cruel y marginal, perdida de antemano antes incluso de iniciarla. Su corazón, sin embargo, no solo le ganó a la sinrazón sino que conquistó el de millones de compatriotas que hasta entonces no se consideraban sudafricanos.
Lo hizo convirtiéndose en el primer negro en disputar, y ganar, un Mundial con los Springboks. El de 1995, tan recordado por la presencia de Nelson Mandela en la final de Ellis Park ante los All Blacks como icono de la lucha contra la segregación y discriminación social. Chester Williams, otro símbolo, falleció el pasado viernes en Ciudad del Cabo. Su corazón no pudo esta vez con otra maldición. La de aquella final (hasta cinco jugadores han muerto antes de cumplir los 50).
Ciclismo
Cuando Alejandro Valverde se bajó de la bici en su primera Vuelta a España, allá por 2002, Pogacar aún mantenía el equilibrio en la bici de ruedines y Roglic andaba preparando su primera competición internacional de saltos de esquí. Ambos eslovenos, un país con poco más de dos millones de habitantes y ninguna tradición ciclista hasta hace unos meses, se han convertido estos días en las únicas sorpresas y atractivos de unaVuelta sosa y sin alicientes que se ha abrazado a su irrupción como agua de mayo. Con permiso del culebrón en el que ha derivado la jefatura de filas del Movistar, esta edición se sostiene y mantiene todo su interés por el inesperado protagonismo adquirido por Roglic y Pogacar (20 años y campeón del Tour del Porvenir 2018), y el pulso que llevarán hasta el domingo por hacerse un hueco en el podio. En su primera Vuelta. Y en la decimotercera de Valverde.
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