Hace apenas un par de semanas ya supimos quiénes y de qué forma jugábamos como equipo; algo que ayer, afortunadamente, vino a ponerse de manifiesto, jugador arriba o abajo, con los iniciales para alegría general.
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Algo que quizás a algunos no les parezca tan importante ... y que yo lo considero de máxima necesidad obviamente.
De igual modo que ese manejo, ya conocido por parte del entrenador, de la situación coyuntural que demanda el propio partido y a la que tanto se aferraba Vicente Cantatore cuando preconizaba que lo que no habías conseguido en 85 minutos no lo podías desperdiciar en los 5 finales.
O sea, que si no hemos cerrado el partido con un segundo tanto que te dé la tranquilidad, no debemos echar a perder lo conseguido arriesgando en demasía en pos de algo que ya pasa a ser anecdótico.
Julio Lasa siempre subrayaba que «los partidos se ganan solo una vez» y que esa victoria que tienes en la mano no la puedes dejar escapar buscando lo que ya es intrascendente.
Por todo ello, el equipo de fuste se arma atrás y se blinda en el medio campo para dejar que los hombres de arriba, gente de toque y posesión, entretengan la pelota y si es caso, terminen por sacar petróleo del balón más inesperado.
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Algo que ayer 'Pablo' Pezzolano entendió a la perfección con la disposición final, cerrando el equipo por el medio con Gustavo Henrique, mientras colocaba blindaje defensivo en la medular con Malsa, Juric y De la Hoz al más puro estilo de Javier Clemente.
Me pareció inteligente para ese último suspiro, y precisamente con mucho mayor calado ofensivo, al estrellarse de forma continua el rival en esa disposición y permitir las acciones de contraataque.
Y por mayor abundamiento, la guinda táctica de intentar y conseguir jugar en campo contrario los minutos en los cuales el contario va a intentar someterte; algo que se torna imposible cuando eres tú quien invade con pelota y efectivos su propio terreno. Ahí se terminó por fraguar un triunfo merecido a tenor de lo que ambos equipos expusieron en su pizarra táctica.
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Fue un partido de Segunda División donde quedó patente quien aspira a salir de la categoría para jugar arriba y quién se debate en la incertidumbre de si puede quedar abajo.
Ese oficio que se presupone al equipo armado que lucha por un objetivo superior frente a aquel otro al que apenas le llega el único recurso de la pelea.
En el capítulo de los debes, claramente la ausencia de Kenedy en favor de un Meseguer hasta ahora totalmente desaparecido al que ni él ni el técnico han dado con la tecla de la posición inicial lógica y los desarrollos que la misma lleva implícita en el juego del grupo.
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Menos mal que con un solo extremo de verdad, Raúl Moro , nos bastamos para llegar hasta el fondo de la línea, porque del fondo de la cuestión hace tiempo que nos pronunciamos.
El mercado nos debería traer gente de punta que encare y se vaya hacia adelante, y una ayuda para Sylla. ¡A lucirse Catoira!
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